Videojuegos retro: <<QuackShot>>.

   “¡Waw!” Exclamó Donald.

  “Si pudiera encontrar un tesoro como este, sería más rico que el Tío Gilito”.

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  ¡Saludos, oh buenas gentes lectoras que vivís en el universo al otro lado de la pantalla!

  Si estás leyendo esto, lo más seguro es que hayas crecido con Disney.

  Lo cual no es de extrañar, pues sus películas han deleitado a generaciones durante décadas gracias a títulos tan icónicos de esta compañía como <<El Libro de la Selva>> (1967), <<Aladdin>> (1992), <<El Rey León>> (1994) o <<Hércules>> de 1997 (Hades me parece de los villanos con mayor presencia que nos han traído).

  Eso por no dejarme en el tintero a sus personajes más propios como son el ratón Mickey, Goofy, Pluto, o las ardillas Chip y Chop por citar algunos, y cuyas peripecias han ido más allá del material original que componen sus cortos animados, pues también les hemos visto en otros formatos como son los cómics, y por supuesto los videojuegos, que es de lo que va el presente post.

  Así, en la era de los 16 bits salieron a la venta títulos bien destacables como el <<Castle of Illusion>> (1990) y <<World of Illusion>> (1992) por parte de Sega (que también sacó una adaptación de <<Fantasia>> en 1991). Mientras que con Nintendo pudimos disfrutar de la trilogía <<The Magical Quest>> compuesta por la primera entrega homónima de 1992, <<Great Mistery Circus>> de 1994 (que también estuvo para la Sega Genesis), y la exclusiva nipona <<Magical Quest 3>> de 1995. Eso además del <<Mickey Mania>> (1994) que vino para las consolas de ambas compañías.

  Pero sin desmerecer todos los mencionados ni mucho menos, hubo un videojuego que me caló especialmente por sus varias virtudes amén de estar protagonizado por el que ha sido mi personaje Disney favorito de siempre. Este no es otro que Donald Fauntleroy Duck (del cual ya tuve el placer de contarte su historia en un post anterior). Que si también pudimos disfrutar con sus andanzas en <<Maui Mallard in Cold Shadow>> de 1995, el título del que vengo a escribirte no es otro que el <<QuackShot: Starring Donald Duck>>, que llegó para Mega Drive / Sega Genesis en 1991 y que en su versión japonesa fue conocido como <<Donald Duck: Garuzia Ou No Hihou (El Tesoro del Rey Garuzia)>>.

  Así, nos encontramos ante un juego de los géneros plataformas y aventuras que nos propone agarrar el mando para seguir a este personaje creado por el animador Dick Lundy, que si bien su primera aparición dentro de la animación fue en <<Wise Little Hen>> de 1934, ya se le pudo ver en los cortos de <<Laugh-O-Gram>> que hizo el propio Walter Disney junto a su amigo y también dibujante Ub Iwerks.

  Pero me estoy liando.

  Sin más dilación, vayamos entrando en materia para explorar en profundidad dicho videojuego. Por lo que ya solo me queda recomendarte que te relajes, respires hondo, te quites los zapatos si te es posible, sirvas una agradable bebida que te acompañe a lo largo de la lectura y pongas los pies en alto, pues nuestra aventura alrededor del mundo junto al Pato Donald está a punto de empezar.

  Espero que lo disfrutes.

Arqueología palmípeda.

  Esta historia empieza con nuestro protagonista haciendo una visita a su Tío Gilito (o Rico McPato según desde dónde me estés leyendo), que seguramente había vuelto recientemente a casa totalmente exhausto tras cazar alguna fortuna exótica en algún remoto lugar, ya que le encontramos haciendo la siesta en su sillón favorito.

  Visto el panorama, Donald no puede resistir la tentación de curiosear en la biblioteca privada de su tío aprovechando que está dormido, y es entonces cuando un misterioso libro llama su atención: <<El Tesoro del Rey Garuzia>>. Tras echarle un rápido vistazo al polvoriento volumen, descubre que el Garuzia ese fue el soberano del antiguo Gran Imperio Pato, y que al presentir el final de su vida, decidió esconder su tesoro más preciado en un emplazamiento secreto para que nadie indigno del mismo pudiera hacerse con él.

  Entonces, mientras pasa rápidamente las páginas, Donald encuentra un viejo mapa con pistas sobre donde encontrar dicho tesoro.

  En este momento, prácticamente se le ponen los ojos con la forma del símbolo del dólar mientras fantasea con todo lo que podría hacer si lograra hacerse con semejante botín. Sin embargo, parece que el mapa encontrado está incompleto. Pero lejos de desanimarse, Donald coge su equipo de explorador, ficha a sus sobrinos Juanito, Jaimito y Jorgito para que se unan a la búsqueda, y tomando prestada una avioneta a Joe McQuack, se lanza de lleno a la caza de tamaña fortuna mientras su enfurecida novia Daisy le recrimina que hace una hora que le está esperando para ir a cenar a su casa.

  <<Tranquila, que te lo compensaré ¡Te lo prometo!>> Replica Donald alzando el vuelo (anda que ya le vale).

  Sin embargo, ignorándolo él pero sabiéndolo nosotros, uno de los esbirros del malvado Pete estaba espiando la mansión McPato en este momento y ha visto toda la escena, haciendo que el villano se enterara de la existencia del tesoro. Ante este panorama, Pete decide mandar a sus tropas para impedir el avance a Donald con toda la intención de hacerse con el tesoro antes que nuestro héroe.

  ¿Qué lugares fascinantes deberá visitar Donald para cumplir su objetivo? ¿Con qué mortales peligros y adversarios deberá encararse? ¿Encontrará el tesoro de marras? ¿Qué había para cenar? ¿Conseguirá que Daisy le perdone? Si quieres saber las respuestas a casi todas estas preguntas, pero nunca has jugado <<QuackShot>>, me temo que tendrás que descubrirlo por tu cuenta, pues yo no te lo voy a contar.

  Lo que sí puedo escribirte es que este título no es nada convencional dentro de su clase. Pues si normalmente nos toca recorrer una serie de niveles sucesivos, haciendo cada fase del nivel una tras otra, y mientras tanto te diviertes, en <<QuackShot>> solo se cumple esta última condición.

 Permíteme que me explique.

 Nada más empezar la partida somos llevados a la pantalla del mapa, en donde podremos elegir libremente alguno de los niveles disponibles en el orden que nos de la real gana. Sin embargo, cada uno de estos niveles está compuesto de dos fases que no podemos completar seguidamente, pues al superar la primera se nos pedirá que busquemos algún objeto que está en otra parte para poder avanzar en este mismo escenario. Entonces, Donald deja una bandera a modo de checkpoint desde donde poder continuar cuando volvamos más tarde con el cachivache necesario, y llamar a la avioneta que nos permitirá viajar a un nivel distinto.

  Dicho de otro modo… este juego ofrecía una curiosa mecánica de backtracking que hace la aventura más variada al otorgarle un cierto elemento de exploración y uso de objetos. Eso por no dejar de nombrar que algunas fases secundarias tienen un componente laberíntico o bien la salida está escondida en un lugar poco evidente a simple vista, por lo que limitarse a ir de izquierda a derecha no siempre te garantiza el éxito. Y es que los tesoros hay que currárselos oiga.

  Por supuesto, a todo esto hay que añadir los enemigos recurrentes, aquellos que son propios de cada zona, las trampas mortales, los jefes finales, varios “saltos de fe”, e incluso alguna que otra sorpresa que nos encontraremos en nuestro camino.

  A continuación, paso a describirte algunos de los lugares del mundo que debemos visitar con tal de acompañar a Donald en su búsqueda de riquezas:

  –Patoburgo / Patolandia: La ciudad en la que reside nuestro prota y en la que ya se han desplegado los esbirros de Pete para tratar de impedir nuestro avance. Eso además de haber viejas del visillo lanza-macetas, pajarracos de mal agüero que transportan panales de abejas, megáfonos destroza-tímpanos, y unas orugas saltarinas con muy mala uva. Por cierto, ¿qué tal se te dan las tirolinas sobre cables eléctricos pelados? 

  –México: Para ser un país tan bello en la vida real, lo cierto es que en este juego se encuentra plagado de obstáculos. Si no lo crees, ya me lo contarás cuando te hayas enfrentado a cactus andantes, evitado hundirte en arenas movedizas, y superar traicioneros precipicios plagados de dinamita. Pero bueno, ya que estás aquí, ¿por qué no te adentras en las ruinas mayas que te esperan en la segunda fase? Te valdrá la pena, palabra.

  –Transilvania: Pasa a través de un bosque tenebroso lleno de bichos hasta lograr adentrarte en el castillo del mismísimo Conde Drácula (no confundir con el Conde Pátula, este era otro), dónde te las veras con esqueletos, fantasmas traicioneros y pasillos malditos con bucles infinitos en donde exprimir las neuronas si quieres salir vivo para contarlo. En fin, nadie dijo que volverse rico con un tesoro fuera a ser pan comido. Por cierto, ¿son cosas mías o estos cuadros nos están mirando?

  Pero ojo, que esto no es todo. Pues una vez superados estos tres niveles se produce un punto de inflexión al desbloquearse cuatro lugares más que visitar siguiendo las mismas dinámicas vistas hasta ahora.

  A saber:

  –Egipto: Ah, el exótico Egipto, con sus misterios, sus desiertos, sus monumentos testigos del paso del tiempo… Ni que decir que en la segunda parte de este nivel te espera una señora pirámide plagada de sacerdotes con malas intenciones, trampas mortíferas que no te esperas y una trepidante huida que seguro te sonará de algo. ¿Estás seguro de haber revisado debidamente tu inventario antes de entrar?

  –El Barco Vikingo: Cuidadín, que los vikingos que aquí te esperan no son tan majetes como el del título de Blizzard. Aparte que la cubierta ha visto días mejores e igual te conviene vigilar tus pasos antes de poder llegar a las maromas y visitar la bodega que, por cierto, está plagada de fantasmas capitaneados por un boss de armas tomar… si logras dar con él, claro.

  –Maharajá: ¡Bienvenido/a a la India! Cuna de encantadores de serpientes y edificios majuestuosos que te deparan más de un desafío, como superar el laberinto de puertas dentro del gran palacio hasta verte las caras con un tigre que vete a saber que ha comido antes, pues menudo aliento se gasta. Un buen nivel para recordar los tiempos en que para jugar videojuegos no estaba de más tener papel y lápiz a mano.

  –El Polo Sur: Aparte de hacer un frio que pela, encontrarte grandes abismos bajo el cielo cubierto por la aurora austral, y adentrarte en cavernas heladas, tendrás el privilegio de observar de cerca a la fauna local. De modo que si tienes interés en saber cuántos dientes tiene una orca hambrienta, este es el lugar perfecto para saciar tu curiosidad.

  ¿Y esto sería todo? Pues no, ya que aún tendrás que afrontar dos niveles si quieres llevar la aventura a buen puerto, los cuales no te voy a describir para reservarte la sorpresa si te animas a descubrirlos por tu cuenta. Una vez más, tampoco es cuestión de que lo explique todo.

  Vamos, que <<QuackShot>> está bien plagado de escenarios diversos en los que demostrar tu pericia a los controles con tal de correr, saltar y agacharse. ¡Pero nada temas! Pues Donald cuenta además con un arma sofisticada con la que plantar cara a sus adversarios. Un artefacto, increíble, alucinante, poderoso… una pistola que lanza desatascadores.  

  Vale, dicho así no suena muy impresionante. De hecho, al empezar la partida no es que Donald tenga mucha ventaja sobre sus rivales. Es más, aunque la cantidad de desatascadores que tenemos sea ilimitada, no es que maten mucho que digamos y solo dejan a los enemigos corrientes aturdidos durante unos pocos segundos (menos mal que esto no es así con los jefes). Aunque también te cuento que este no es el típico juego de plataformas en que terminas igual que empiezas, sino que hay una mínima progresión de nuestro personaje. Pues mientras acompañamos a Donald en su periplo, podemos encontrar mejoras para el arma principal.

De este modo, pasaremos del desatascador amarillo con que contamos inicialmente a uno de color rojo que también se engancha a las paredes para que podamos usarlos como escalera o trampolín y permitiéndonos llegar a lugares más altos (ampliando además el factor de exploración), para pasar a uno de color verde que hace todo lo anterior y encima se queda pegado a distintas aves para que podamos sobrevolar precipicios.

  Eso además de poder ampliar nuestro arsenal a medida que progresamos para encontrar dos tipos de disparo distinto, pero de munición limitada, como son las palomitas de maíz (que sí acaban con los enemigos corrientes aunque devoran la munición pues cada disparo gasta cinco “balas”), o unas pompas de chicle de lo más prácticas que también hacen daño.

  Y por supuesto, los clásicos objetos curativos con los que rellenar nuestra barra de salud, bolsas de dinero con que sumar puntos al marcador, unas guindillas con que aumentar nuestro contador de “humor” para ser invulnerables durante un breve espacio de tiempo, e incluso unos útiles sombreros que suman una vida extra cada uno.

  Menos mal que los “continues” son infinitos, pues este juego no tiene modo de guardar la partida. Aunque si apagabas la consola con intención de seguir posteriormente, no empezabas exactamente de cero, pues como jugador ya tenías el aprendizaje de saber el mejor orden para superar los niveles hechos hasta el momento y estar más atento a los peligros o enemigos para que no te pillen desprevenido.

  Así se las gastaban los juegos en los años noventa colega.  

Indiana Donald.

  Seguir la pista del equipo técnico tras este <<QuackShot>> puede tener su miga, pues como era costumbre en la época, la mayoría de los nombres que aparecen en los créditos finales son seudónimos o bien se usa solo el apellido de los miembros del staff.

  Aun así, es posible averiguar que el diseño y dirección del juego fueron responsabilidad de Emiko Yamamoto (acreditada como “Emirin”), quien ya participó en la saga <<Ilusion>> mencionada al principio del post.

  Mientras que la dirección de arte cayó sobre los hombros de un tal “Thomas Yuuda” (cuyo nombre aparece en el centro del mapa del juego), siendo lo más probable que se trate de Takashi Yuda, a quien se le atribuye la creación del personaje de Knuckles de la franquicia <<Sonic the Hedgehog>> al formar parte de la plantilla de SEGA desde 1989 hasta el 2005 para intervenir en varios títulos de la compañía incluyendo la saga de puzles <<Puyo Puyo>>.

  Por otro lado, la programación fue trabajo de Keiichi Yamamoto, Hiroshi Momota y Masato Omori (aunque al final del juego aparezcan con nicks), al mismo tiempo que la música fue desarrollada en el Kamiya Studio y fue compuesta por su mismo fundador Shigenori Kamiya, cuyos álbumes instrumentales quizás te resulten interesantes de escuchar (podrás encontrarlos en YouTube)

  Ya lo ves. Un equipo de profesionales bastante reducido en comparación con los estándares contemporáneos. Y sin embargo que currada la suya, pues basta con jugar al juego que nos ocupa unos pocos minutos para darse cuenta de que nos encontramos con un título dotado de una gran atención al detalle, buenas animaciones, colorido y un apartado sonoro que, si bien en otros títulos para Sega con personajes de Disney es más destacable, cumple con su cometido a las mil maravillas.

  Sin embargo, una de las cosas que más me ha llamado la atención al rejugar este título de nuevo, son las sorprendentes similitudes que tiene <<QuaskShot>> con el universo cinematográfico de Indiana Jones.

  Para empezar, basta con observar que la fuente usada para el título del juego y las películas protagonizadas por Harrison Ford es prácticamente la misma, seguido de que casi al final de la aventura de Donald encontramos una sección que bien podría ser una referencia a la prueba del “Camino de Dios” que vemos en <<Indiana Jones y la Última Cruzada>> (1989), o que el villano Pete va vestido de forma muy parecida al personaje de René Emile Belloq interpretado por Paul Freeman en <<Indiana Jones en Busca del Arca Perdida>> de 1981.

  Eso por no olvidar la más obvia de todas, y es que da toda la sensación de que Donald le ha “pedido prestado” el vestuario al afamado arqueólogo del cine.

  No obstante, cabría preguntarse quién inspiró a quién. Pues en las viñetas del cómic <<The Seven Cities of Cibola>> o <<The Seven Cities of Gold>> (incluido en <<The Complete Carl Barks Disney Library Vol 14>>), podemos ver una escena cuya acción transcurre dentro de un tempo y que implica la aparición de una gran piedra esférica que amenaza con aplastar a algunos personajes. Haciendo que no pocos aseguren que el propio George Lucas era fan de estos cómics y que tomó varias ideas de los mismos para sus propios trabajos.

  Pero esta… es otra historia.

  -Conclusionando: Si me pongo quisquilloso, debo reconocer el hecho de que puede ser bastante incómodo el tener que acceder al menú de pausa cada vez que quieras acceder al inventario para cambiar de arma (lo cual no es necesario de hacer a menudo), y que sus interesantes mecánicas no tienen ocasión de brillar demasiado debido a lo breve del juego. Pues aunque está claramente diseñado para que su duración se base teniendo en cuenta lo que, en retrospectiva, serían las “limitaciones” del formato original, lo cierto es que se trata de un título bastante corto que tampoco ofrece rejugabilidad alguna.

  Vamos, que sabiendo de antemano lo que hay que hacer o usando “otros medios” para jugarlo (quien entendió, entendió), ya sea la versión al inglés que llegó a Europa en su momento como la traducida al español por fans, en unas dos horas te lo puedes terminar perfectamente.

  Pero ahora… trata de imaginar como debía ser jugarlo de salida en una flamante Mega Drive / Sega Genesis, con su cartucho y del modo en que fue pensado para jugarse. Con esto en mente, no es difícil llegar a la conclusión que, de este modo, el juego si ofrecía una experiencia de longitud respetable a principios de los noventa.

  Aún con todo esto, es importante reseñar que se trata de un título con notables virtudes técnicas tanto en lo jugable como en lo técnico para los estándares de su época, y que a día de hoy sigue siendo de lo más disfrutable debido a que acierta de lleno en lo más importante de todo: ser sumamente divertido.

  De hecho, cosechó críticas muy positivas en los medios especializados, y llegó a gozar de tal popularidad que podríamos estar hablando de un “vende consolas” que no solo fue comercializado individualmente, sino que con el tiempo formó parte de un pack que también incluía el <<Castle of Illusion>> en 1996 y que fue porteado para Sega Saturn en 1998.

  Para rizar el rizo, no veas la que se armó el día uno de abril del 2020, cuando se publicaron en las redes una serie de capturas que insinuaban un remake a partir de una skin inspirada en el también remake de la serie animada <<PatoAventuras>>. Con esta sagacidad que te caracteriza ya habrás deducido que, a no pocos fans del juego original, casi se les explota la cabeza con eso y que dichas imágenes corrieron como la pólvora. Solo para desvelar en una segunda publicación que todo había sido una broma para el “April’s Fool” o “Día de los inocentes”. Pues aunque efectivamente hubo un proyecto de llevar <<QuackShot>> a nuevas plataformas por parte del estudio francés Game Atelier, al final eso no fue posible.

  Vamos, que si <<QuackShot>> regresara como lo hizo el videojuego de <<DuckTales>> en 2013, serían muchos los que se alegrarían por ello. Lo cual, es un indicativo más del impacto que tuvo y de cómo sigue siendo recordado con cariño por quienes lo jugaron.

  Algo que, desde luego, no se puede decir de cualquiera.

  ¡Y hasta aquí llega este post!

  Pero, ¿qué opinas tú al respecto del viaje que acabamos de realizar? ¿Lo has jugado alguna vez? ¿Conoces algún otro detalle que crees que debería haber añadido al post? Para cualquier cosa que quieras compartir, ya sabes que la Caja de Comentarios está a tu entera disposición y que me encanta leerte, así que dale caña.

  Como colofón, quiero mencionarte sí o sí la hilarante “Guía Manca” de <<QuackShot>> que llevó a cabo el genial Proof Itachi en su canal de YouTube y que es una gozada de ver. Eso por no olvidar otros trabajos suyos como fueron la serie para <<Lucky Dime Caper: Starring Donald Duck>> de Master System o <<Sheep Raider>> y <<Tenchu>> para Play Station. Vamos, videos de calité con muy buen humor.

   Como Recomendación, quería hablaros nuevamente acerca de una de estas iniciativas solidarias que tanto me gustan, y que vienen a señalar que el frikismo no es incompatible (ni mucho menos) con realizar buenas obras que benefician a quienes más lo necesitan. Me estoy refiriendo a VIDEOJUEGOSPORALIMENTOS.ORG, una asociación sin ánimo de lucro que cambia videojuegos y periféricos a cambio de alimentos no perecederos para repartir entre las familias en riesgo de pobreza o exclusión social. Nada de dinero. Solo kilos de alimentos y te llevas un juego para casa, además de contribuir a una noble causa. ¿Qué más se puede pedir? En su web podréis encontrar una amplia descripción de su actividad y presencia en próximos eventos para que puedas ir a hacerles una visita.

  De nuevo, quiero recordarte que tú eres la otra mitad de este blog, y sin ti no existiría Tallopis-escribe. ¡GRACIAS POR ESTAR AL OTRO LADO DE LA PANTALLA!

  También quiero mandar un AGRADECIMIENTO ESPECIAL a todas las buenas gentes lectoras de bien que colaboran con el blog a través de la CAFETERÍA DE TALLOPIS-ESCRIBE, comprando mi libro de relatos cortos de ciencia-ficción <<Los Otros Tú>> o mi novela <<Wae’hazu: El libro de Niel>>. ¡¡Mil gracias por vuestro apoyo y ayuda en lograr que esta bitácora salga adelante!! Todo lo aportado servirá para sufragar los costes del blog, invertir en mejoras, novedades, y nuevos proyectos. 

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  “¡Gawrsh! Es genial verte”.