“¿Qué hago con esto?, ¿lo tiro, lo doy, o lo quieres para algo?”
Muchos de nosotros hemos escuchado alguna vez esta frase. La mayoría de veces ocurre cuando algún familiar se dedica a limpiar el altillo, nuestra vieja habitación, o algo parecido, y se encuentra con un “montón de trastos” que ocupan espacio. En otras ocasiones se trata de uno mismo quien está revisando polvorientas cajas olvidadas bajo la cama, o en una visita al hogar familiar, y nos acordamos de aquel objeto con el que tantos buenos ratos pasamos y al que tanto cariño le teníamos.
Ya sea de un modo u otro, al final uno debe tomar una dura decisión al respecto de viejos cómics, discos, películas en VHS, juguetes, y otras fuentes de recuerdos felices en general, que años atrás (y a veces no tantos) considerábamos auténticos tesoros: guardarlo, llevarlo a una tienda de segunda mano, regalarlo, o en el peor de los casos, meterlos en una bolsa de basura mientras rememoramos los buenos momentos vividos con nostalgia.
Y de un modo parecido fue como tomé la decisión de lanzarme al rescate de mi vieja y querida PlayStation 2. Agarré una caja en que guardar la preciada videoconsola, junto con los juegos y otros dispositivos, y así salvarla de un funesto destino llevándomela a casa.
Una vez estuve solo con la preciada caja, lo primero que saqué fue la propia PlayStation 2 en sí mismo. Para más señas, un ejemplar del modelo “Fat” con sus dos kilos de peso y tan grande como ella sola. Modelo que por su grosor, no eran pocos los que la tenían de pie la lado del televisor. Incluso se comercializó una especie de soporte para facilitar que se mantuviera en equilibrio.
Seguidamente me encontré dos Memory Cards en la mano. ¿Os acordáis de ellas?, estos pequeños dispositivos extraíbles eran absolutamente indispensables para guardar la partida, y la capacidad de almacenaje del modelo más habitual era de 8MB, aunque luego estaban las de mayor capacidad con 16 MB. Incluso llegaron a fabricarse algunas bestialidades de 32 y 64MB, pero al no ser oficiales de Sony y MagicGate, corría el rumor de que podían llegar a dar algunos problemas con ciertos juegos, por lo que poca gente las terminó comprando.
Volviendo a lo que hablábamos, ya podéis imaginar la escena. Sosteniendo aquellos dos trozos de plástico negro y azul entre mis manos, no paraba de hacerme ilusiones sobre qué título elegiría primero para guardar mi progreso en ellas.
Porque claro, ahora viene lo realmente bueno: el momento en que saqué los juegos de la caja.
Abrí el estuche de CDs dónde están guardados los discos (pues las cajas me hacían mucho bulto y tuve que deshacerme de ellas con gran pesar) y a medida que iba viendo uno por uno todos títulos con que me reencontré, se me dibujaba una sonrisa cada vez más grande al recordar cada uno de ellos individualmente.
Y nunca mejor dicho lo de la sonrisa, porque el primero que vi aparecer ante mis ojos no era otro que el Destroy All Humans, juego que recordaba por divertido, original, y por su novedoso humor tan ácido que su carismático protagonista (el alienígena invasor Cryptosporidium -137) destilaba por los cuatro costados.
Por cierto, me parece genial que THQNORDIC decidiera hacer un remake para algunas consolas de la octava generación, además de que me encanta la animación con que se anunció el regreso de este título con el genial tema Ich will del grupo de rock alemán Rammstein sonando de fondo. Por si no lo conocéis, os dejo un link para que lo disfrutéis:
También hay que decir que este fue un video promocional anunciando el remake. Luego ya se lanzó un trailer oficial del juego con imágenes de gameplay (como debe ser en todo trailer de fiar), durante una entrevista del E3 de 2019.
Si seguimos hablando de Crypto y sus endiabladas peripecias, en el mismo estuche no tardó en aparecer la segunda entrega de este juego, que no tenía la frescura del primer título, pero igualmente era divertido a más no poder. Bajo el lema “Make war, not love”, este título me dio muchas razones para reírme a carcajadas mientras jugaba a tan particular visión de los años 60.
Y ese fue solo el principio.
No tardaron en aparecer lo que personalmente para mí son verdaderas joyas para esta consola, entre los que destaco los siguientes títulos:
-La trilogía original de Fatal Frame (también conocida como Project 0). De entre mis terrores favoritos. ¿Quien iba a decir que la mecánica de combatir fantasmas con una cámara fotográfica pudiera convertirse en una experiencia tan perturbadora? Terror made in japan con el que disfrutar sufriendo.
–Dragon Quest VIII: El periplo del Rey Maldito, narrando las aventuras de Hero, Jessica, Yangus y Ángelo en un extraordinario mundo con el arte del genial Akira Toriyama.
–Good of War 1 y 2. ¿Qué puedo decir que no sepáis sobre Kratos y como llegó a convertirse en el fantasma de Esparta? Imprescindibles hack’n slash inspirados en la mitología griega.
-La trilogía original de Ratchet & Clanck.
–Forbidden Siren. Pocos juegos de terror me han llegado a enervar tanto como este. Brillante ambientación y atmósfera de terror japonés con una mecánica novedosa. Si eres capaz de resistirlo y te gusta el género, te encantará su mezcla de sigilo y combate a través del extraño poder de la vista ajena.
–Castlevania: Lament of innocence, y el Curse of Darkness. Cada uno de ellos tuvo algo especial, por ejemplo, en el caso de C:LOI, este carga sobre sus hombros la responsabilidad de ser el primer juego según el canon de la saga, mientras que C:COD tuvo una dinámica de rol y acción más que interesante además de un logrado sistema para conseguir distintos «familiares» que nos ayudaran en la aventura, y la necesidad de recoger materiales para craftear nuevas armas más potentes.
– Las tres primeras entregas de Devil May Cry, donde conocimos al semidemonio Dante y su increíble habilidad tanto con las armas de fuego como con la inmensa espada heredada del caballero diablo Sparda. Un hack’n slash con personalidad propia que derrocha acción por los cuatro costados.
–Kingdom Hearts 1 y 2 . De la unión entre la saga Final Fantasy con las películas de Walt Disney apareció este muy recomendable saga de rol y acción en un entorno muy bien combinado que explica una historia propia. De tutoriales demasiado largos en mi humilde opinión, pero que maravilla de juegos. Disfruté mucho las dos primeras entregas y espero poder jugar a la tercera algún día para opinar por mí mismo.
Y así varios títulos más como el MK: Deadly Alliance, Obscure, GTA: San Andreas (mira que este tipo de juegos no suele ser santo de mi devoción pero este título me encnató), GhostHunter, Bully (o Canis Canem Edit), Rule of Rose, y otros títulos que me encontré dentro del estuche y que tanta ilusión me hizo volver a ver, como si fuera la primera vez que cayeran en mis manos.
Pero por encima de todo, el que más esperaba recuperar, lo que para mi es no una joya sino un verdadero tesoro, es una edición limitada de coleccionista de Silent Hill llamada “Silent Hill Collection”, la cual contiene todos los juegos que sacaron para esta videoconsola: la segunda entrega, la tercera, y el título que conocimos como SH4: The Room. Evidentemente, de este si conservé todos los manuales de instrucciones y la caja original. Caja que también uso para guardar el port de Silent Hill: Origins que se hizo para PS2.
¿Y qué me dices tu al respecto? ¿has recuperado algún “tesoro” recientemente de tu pasado? Igual deberías darte un paseo por el viejo altillo, el armario de las cajas, o el sótano.
¿Cuál es vuestro juego favorito de la PS2? ¿Os gustaría que comentara con más detalle algún título en concreto de esta consola en futuras entradas? No en formato review, sino para que compartamos las experiencias vividas con el juego en cuestión. Ya sabéis que vuestros comentarios son más que bienvenidos.
Mientras tanto, y con vuestro permiso, creo que voy a empezar una partida.
Si con todo lo dicho no os ha sido suficiente para tomar ideas para este aislamiento, en esta entrada del muy recomendable blog “Retroorama.blogspot.com” (llevado a cabo con el buen hacer de Gendou el Neoretrogamer) encontraréis información y link directo al Internet Archive Database, concretamente a su proyecto llamado The Internet Arcade dónde podréis encontrar más de 1700 videojuegos clásicos que se pueden ejecutar online a través del navegador. Que lo disfrutéis.
Nos vemos el próximo día 28 de marzo. Hasta entonces, cuidaros todo lo posible.
Ánimo y éxito.