Serie de TV: Chernobyl (2019)

 Desde el momento en que apagamos la consola, o el PC, ningún monstruo de los videojuegos, por poderoso que sea, puede hacernos daño. En cuando se termina la película, hasta el más aterrador de los fantasmas pierde su poder. Y en el momento que cerramos un libro, toda la caterva de zombies, demonios, y otras criaturas de pesadilla dejan de ser una amenaza.

  Todos estos seres temibles y oscuros se quedan ahí encerrados.

  Sin embargo, existe otro tipo de miedo. Uno que no desaparece cuando dejamos de mirarlo. El que nosotros mismos creamos como especie.

  Un miedo muy real que habita en nuestro propio universo y línea temporal.

  Buenas gentes lectoras, hoy me gustaría hablaros de este temor.

  Sin embargo, y para no perder las buenas costumbres, ahí va un aviso cordial para que lo tengas en cuenta antes de decidirte a entrar en el portal dimensional que he creado para ti en forma de texto, para que te pienses dos veces antes de leer el duro contenido y ver las impactantes imágenes que este post contiene. De aquí en adelante, seguirás por tu cuenta y riesgo, de modo que este que te escribe declina toda responsabilidad si al final de la lectura se te queda mal cuerpo.

  Quien avista no es traidor.

  Gracias por vuestra atención a quienes decidan cerrar este post ahora mismo, y a todos aquellos que deis un paso al frente, sed bienvenidos. Acomodaros alegremente, serviros una agradable bebida a vuestra elección, y preparaos para lo que viene.

  ¡Un abrazo bien grande!

T.A.Llopis

  «Cuando la verdad ofende, nosotros mentimos y mentimos hasta que olvidamos que la verdad sigue ahí. Cada mentira que decimos es una deuda con la verdad, y tarde o temprano esta deuda se paga.

  Nos obcecamos tanto en descubrir la verdad, que olvidamos que muy pocos quieren que lo hagamos. Pero la verdad siempre está ahí. Queramos o no. La elijamos o no. A la verdad no le importa lo que necesitamos. No le importan los gobiernos, las ideologías, ni las religiones. Nos esperará eternamente (…). Antes me preguntaba el precio de la verdad, pero ahora solo me pregunto cual es el precio de la mentira«.

  “<<Vichnaya Pamyat>> es una exclamación que se usa frecuentemente en Rusia al final de ciertos servicios religiosos de la iglesia ortodoxa oriental. Es comúnmente utilizada en los funerales y su traducción aproximada sería <<Memoria Eterna>>”.

¿Porqué harán ataúdes forrados con plomo y los cubrirán después con cemento? Pues… tiene su explicación.

  ¿Te has fijado en estas publicaciones en las redes sociales que ponen varios títulos y te invitan a elegir solo uno, bajo la premisa hipotética de que los otros desaparecerán?

  No sé que pensarás tú, pero a nivel personal me parecen interesantes y entretenidos, aunque también debo admitir que me descolocan bastante, pues me cuesta horrores elegir solo uno en detrimento de los otros títulos que no son seleccionados.

  Lo mismo me ocurre cuando me preguntan por mi película, libro, videojuego, manga, disco, etcétera, favorito. ¿Como voy a elegir solo uno con la de títulos tan y tan buenos que hay? Si, vale, admito que mi videojuego favorito es Silent Hill 2, pero incluso en un caso que tengo tan claro como este, no puedo evitar decirlo con la boca pequeña porque al momento me vienen a la mente otros juegos geniales que también he disfrutado un montón.

  Vamos, que la indecisión ante estos temas me acostumbra a hacer malas pasadas a la hora de proclamar alguno como mi número uno frente a otros.

  Lo mismo me pasa con las series. Hay tantas que me han gustado y he disfrutado… Breaking Bad, Futurama, Big Bang Theory, Peaky Blinders, Me llamo Earl, Los Soprano, Fringe, Midnight Mass… incluso las primeras temporadas de Lost y Heroes me encantaron. ¿Como voy a elegir solo una? Solo de pensar en ello la cabeza me da vueltas y los títulos se me amontonan uno tras otro.

  Sin embargo, una cosa si tengo clara. Si tuviera que hacer un Top 3 de series, la que vengo a presentarte a continuación formaría parte del mismo sin duda alguna. Y aunque por regla general acostumbro a traerte posts dedicados a temas más retro y dedicados a géneros como la ciencia-ficción, el humor, o la fantasía, espero que sepas perdonarme si una vez más me salgo por la tangente y te traigo un show televisivo bastante reciente (el primero de sus cinco episodios fue emitido a través de la cadena HBO a principios de mayo del 2019 y el último en la primera semana de junio del mismo año), además de tener un muy importante componente histórico al relatar un suceso ocurrido en nuestro propio universo y línea temporal.

  Tal y como indica la imagen y el título de este post, me estoy refiriendo a la serie Chernobyl, la cual se ha convertido en una de las series que más me ha fascinado e impactado de todas cuanto he visto, y por lo cual he pensado que sería interesante llevar a cabo un post dedicado a la misma.

  Sin más dilación, te dejo ya con la trama, dando por terminada la intro del post y pasando a entrar en materia.

  ¿Ya tienes un traje anti-radiación y un dosimetro a mano por si acaso?

  Sea como sea, eres más que bienvenido/a a Tallopis-Escribe.

  El 25 de abril de 1986, el ingeniero jefe adjunto Anatoly Stepánovich Diátlov (interpretado por Paul Ritter), el ingeniero jefe Nikolai Maximovich Fomin (Adrian Rowlins), y el director-constructor de la planta nuclear Vladimir Ilich Lenin en la ciudad de Chernóbil, el ambicioso Viktor Petrovich Bryukhanov (Con O’Neill), se reúnen para tratar un tema bastante serio: llevar a cabo una compleja prueba de seguridad en el reactor número 4 de dicha central nuclear. Una prueba que ha sido pospuesta en varias ocasiones y que fracasó en sus tres últimos intentos. Finalmente, y tras recapitular acerca de los beneficios y ascensos que obtendrá cada uno si la prueba se lleva a cabo con éxito, acuerdan que esta misma noche se produzca el cuarto intento.

De izquierda a derecha: Diátlov, Bryukhanov, y Fomin.
Bryukhanov, Diatlóv, y Fomin reales.

  De este modo, y sin aviso previo a los trabajadores de la sala de control del turno de noche, Diátlov en persona se encarga de supervisar la realización de la prueba y ocuparse de que se lleve a cabo a como de lugar. Con este fin, no duda ni por un momento en presionar a varios de sus subordinados, como el ingeniero Leonid Fedorovych Toptunov (Robert Emms) y Aleksandr Fiodórovich Akímov (Sam Trougthon), además de obviar varias recomendaciones de seguridad con la toma de varias decisiones de lo más temerarias.

  Finalmente, la prueba no logra dar el resultado óptimo y no queda más remedio que hacer uso del botón de apagado de emergencia del reactor, conocido como AZ5, para evitar un mal mayor.

Botón de emergencia AZ5.

  Pero entonces, ante la vista de todos los presentes en la sala de control, ocurre algo totalmente inesperado. Lejos de apagarse, el reactor aumenta su potencia hasta límites muy superiores a los recomendados y alcanza cifras exageradamente elevadas hasta que a las 1:23 h de la madrugada del 26 de abril de 1986, este acaba explotando violentamente, dejando el núcleo de energía atómica al descubierto y liberando continuamente ingentes cantidades de elementos radiactivos nocivos sobre todo cuanto rodea la zona de la explosión (el resto del edificio, el aire, la tierra, los bosques, los animales, las personas), expandiéndose peligrosamente el perímetro del área afectada hasta las poblaciones cercanas, como la de Prípiat  (Ucrania en la antigua Unión Soviética de aquellos tiempos), y amenazando en expandirse por todo el continente europeo e incluso el resto el mundo.

Vecinos de Prípiat observando el accidente desde el puente de la ciudad.
Ya te digo yo que eso no es bueno…

  Ante tamaño desastre, Diátlov avisa de lo ocurrido a Fomin y Bryukhanov, quienes optan por tratar de contener las consecuencias del accidente por sus propios medios y avisar a los bomberos para que extingan el incendio, evitando que la cosa vaya a más y que se quede en secreto.

  «-¿Parque de bomberos militar 2?

 -Sí.

 -¿Qué pasa con el accidente?

 -Explosión en el edificio principal. Entre el tercer y cuarto bloque.

 -¿Hay gente?

 -Sí, despierte a los jefes. Yo ya lo he hecho con los míos. Despiértelos a todos, a todo el edificio de oficiales.

 ————-

 -Parque de bomberos.

 -¿Ivankov?

 -Sí.

 -Llamamos desde Prípiat.

 -¿Oiga?

 -Sí, la oigo. En la planta nuclear, en el tercer y cuarto bloque, está ardiendo el techo».

Los bomberos llegan al lugar de la explosión.
Núcleo del reactor expuesto.

  Sin embargo, el incidente está muy lejos de ser contenido. Muchos de los bomberos y personal de la central nuclear debe ser atendido de urgencia, colapsando los hospitales cercanos y enviando a varios de los heridos más graves, como Toptunov, Akimov, y al bombero Vasili Ignatenko  de la unidad paramilitar 6 de rescate (Adam Nagaitis), al hospital número 6 de Moscú. Por lo cual, lo ocurrido en Chernóbil llega a oídos de las altas esferas del estado y se convoca una reunión urgente para tratar de poner solución al problema y asegurarse de que los progresos de la industria nuclear soviética sigan siendo secreto de estado. Al final, el primer ministro Mijaíl Serguéyevich Gorbachov (David Dencik) decide enviar al viceprimer ministro y jefe de Industrias y energía Borís Yevdokímovich Shcherbina (Stellan Skarsgård) y al vicedirector del instituto Kurchátov de energía atómica, el profesor Valery Legasov (Jared Harris), al lugar del incidente para que inspeccionen la zona, le mantengan informado, y hagan lo que sea oportuno para impedir un mal mayor.

Ponte en el lugar de Legasov e imagina que debes entrar en una reunión con los mandatarios de tu país para convencerles de que se están equivocando.

  Sin embargo, lo que Shcherbina y Legasov se encuentran es un auténtico infierno. Una fuerza potente y letal que no se puede comparar a ningún hecho anterior ocurrido en este planeta. Una nube invisible de muerte y destrucción que se extiende a cada segundo, arrojando el equivalente a dos bombas nucleares cada hora y que amenaza con tener consecuencias nefastas para todos.

   Afortunadamente, Legasov y Shcherbina no están solos en sus intentos de evitar un caos mayor, pues contarán con la ayuda de valiosos aliados como el general Pikalov (Mark Lewis Jones), y Andrei Glukov (Alexander Ferns), jefe de brigada de minería de Tula. Pero sobre todo, contarán con el crucial apoyo de la doctora Ulana Khomyuk (Emily Watson), del Instituto bielorruso de energía nuclear en Minsk (a 400km del lugar de la explosión), quien se encargará de realizar una profunda investigación para poder responder a la pregunta que mantiene en vilo a Legasov y Scherbina, ¿cómo puede llegar a explotar el núcleo de un reactor nuclear RBMK? No fundirse. Explotar. Pregunta de vital importancia para comprender lo ocurrido y evitar que pueda volver a producirse en alguna de las 16 centrales nucleares restantes en el país. 

Legasov y Shcherbina.
Legasov y Shcherbina reales.
Andrei Glukov lleno de carbón hasta arriba. Este tipo es el p*** amo y protagoniza varias escenas memorables de la serie.

  En su camino, Khomyuk, Shcherbina y Legasov no solo tendrán que enfrentarse a una fuerza devastadora y letal, sino el plantearse seriamente el desafiar a un estado muy celoso de sus secretos y enfrentarse a difíciles decisiones morales.

  Y hasta aquí te puedo contar. Si quieres saber como continua esta historia, no te queda más remedio que descubrirlo por tu cuenta, porque yo no te lo voy a contar.

  En el primer capítulo de la serie, el personaje de Diátlov deja caer una de las frases más populares. Tanto, que llegó a convertirse en un meme bastante conocido: “3’6 rotngen. Ni bueno ni terrible”. De ningún modo se puede aplicar esta afirmación al conjunto de esta serie dirigida por Johan Renck, quien no solo ha dirigido varios videoclips para artistas de la talla de New Order, Madonna, y Robie Williams, sino que además ha dirigido la película Downloading Nancy (2008) y varios capítulos en series de renombre como The Walking Dead, Breaking Bad, o Bates Motel. Vamos, que este buen señor tiene sus tablas y viendo Chernobyl se nota.

  Sin embargo, la verdadera cabeza caliente detrás de todo este proyecto en forma de miniserie con pocos capítulos pero de una hora aproximada de duración cada uno de ellos, no es otro que el guionista Craig Mazin, conocido por sus trabajos en varias películas de la franquicia Scary Movie y Resacón, además de participar en producciones como RocketMan (1997) y Sin Sentido (1998), también conocida como El Experimento Chiflado según desde dónde me estés leyendo. Sin embargo, considero que su mayor trabajo hasta la fecha ha sido precisamente el crear y escribir el guión de la serie que nos ocupa en este post. Para lo cual estuvo documentándose por espacio de dos años mientras escribía varios borradores del guión, entrevistaba a varios testigos supervivientes del suceso, e incluso tomó inspiración del libro Las voces de Chernóbil, de la autora y periodista Svetlana Alexievich. ¿Y porqué precisamente este libro de entre todos los que hay que tocan el tema de este triste acontecimiento histórico que conmocionó al mundo?, puede que estés pensando con esta sagacidad que te caracteriza. Pues porque esta obra escrita posee un elemento que Craig Mazin consideraba de máxima importancia a la hora de crear esta serie para televisión, y este no es otro que el factor humano de quienes vivieron en carne propia las consecuencias de la explosión del reactor número cuatro de la central nuclear de Chernóbil.

Libro «Voces de Chernóbil»

  De echo, uno de los aspectos que más me ha gustado de esta serie es precisamente el enfoque que se da a la experiencia personal de los diversos individuos que se vieron envueltos en este acontecimiento, al drama, a las experiencias de los personajes reales en que se basa, en los duros y angustiantes momentos que vivieron, el desánimo, las elecciones morales de varios de ellos, y lograr que el espectador logre empatizar con ellos mientras se produce una constante tensión que traspasa la pantalla a cada momento. Como por ejemplo la escena de la retirada del grafito en el capítulo 4, la cual muestra los 90 segundos más angustiosos que he visto jamás en serie alguna sin necesidad de que se produzca ni una sola palabra, o el momento histórico en que tres trabajadores de la central: Alexei Ananenko, Valeriy Bezpalov y Boris Baranov, se presentaron voluntarios para una misión suicida en la que debían bajar a los sótanos de la central para drenar manualmente el agua contaminada que se había estancado en el lugar y que podía haber causado un desastre mayor. De verdad que son momentos en que cortan la respiración y consiguen que el espectador se quede hipnotizado ante la pantalla.

  A efecto de dar mucha más importancia al factor humano por encima del morbo o el sensacionalismo fácil (el cual se evita al máximo), podemos ver como en cada capítulo se nos narra no solo la historia de Khomyuk, Legasov, y Shcherbina en su lucha contra el desastre y la búsqueda de la verdad para que la explosión de Chernóbil no se vuelva a repetir, sino que en la serie también se nos narran varias historias anexas que dan más potencia a la trama, como es el caso del carismático jefe minero  Andrei Glukov, la trágica historia de amor entre el bombero Vasili Ignatenko y su esposa Lyudmila (Jessie Buckley), las desventuras del joven Pavel (Barry Keoghan) al presentarse voluntario para las tareas de liquidación y limpieza de la zona afectada (uno de los momentos más duros de la serie en mi opinión), así como el destino sufrido por los ingenieros Toptunov y Akimov. Todos ellos siendo una representación de personas reales que vieron sus vidas truncadas tras el accidente.

Pavel llevando a cabo una muy desagradecida tarea.
Lyudmila y Vasili.

  De este modo, todas estas tramas secundarias dan mucha más fuerza, impacto, y dramatismo al hilo general de la historia, la cual es narrada al espectador con toda su crudeza, pero al mismo tiempo siendo de lo más respetuosa con la historia real y sin caer en el morbo mas burdo. Eso no significa que no se den unas pocas secuencias de lo mas angustiosas y difíciles de ver en cuanto a lo que se refiere a los efectos de la radiación en el cuerpo humano (excelentísimo trabajo del maquillador Daniel Parker ¡chapó!), que las hay, pero la serie no se basa en ellas para ofrecer un basto espectáculo de deformaciones, sino que se centra especialmente en la parte más desgarradoramente humana de quienes sufrieron y se sacrificaron debido al accidente de Chernóbil a través de un guion brillantemente trabajado en el que abundan frases lapidarias de estas que se te quedan en la mente durante tiempo, y las conversaciones profundas acompañadas de la evolución e introspección emocional de cada personaje. A todo esto añádele una ambientación opresiva que no solo refleja el aterrador enemigo invisible que combaten los protagonistas, sino que también muestra de manera muy directa el entorno político-social de la Unión Soviética a mediados de los ochenta, en la que también se aprecia una impecable dirección artística y puesta en escena durante el rodaje realizado en Lituania, en dónde aún existen varias zonas que recuerdan a la ciudad de Chernóbil y alrededores en aquellos tiempos.

Toptunov en el hospital, pocos días después de la explosión.

  Además de todo lo comentado, también me gustaría señalar que se nota el enorme trabajo de documentación que existe tras esta serie y el empeño de Craig Mazin en hacer una historia que además de respetuosa sea sorprendentemente fiel a los acontecimientos, la mayoría de los cuales son tal cual se reflejan en la serie salvo unas pocas licencias creativas como por ejemplo el caso del personaje de la doctora  Ulana Khomyuk, la cual no está basado en un solo personaje real, sino en las decenas de científicos que apoyaban al profesor Legasov histórico, muchos de los cuales se oponían firmemente a la versión oficial dada por el estado respecto al accidente y que fueron encarcelados por ello. Otro caso de licencia creativa que nos muestra la serie, es el accidente de helicóptero que podemos ver en el segundo episodio y que en verdad ocurrió meses más tarde en circunstancias muy distintas, pero que a efecto de la historia sirve para mostrar la alta toxicidad del humo radiactivo que desprende constantemente el núcleo descubierto del reactor y el efecto tan destructivo que este podía tener incluso en algo tan duro como una máquina de metal. Por último, está el detalle de que en la versión original de la serie, los personajes hablan en perfecto inglés, con fuerte acento británico e incluso sueco en algunos casos (como el actor Stellan John Skarsgård que da vida al viceprimer ministro Boris Shcherbina). Decisión que se tomó después de descartar que la totalidad del elenco fuera de origen ruso (se temía que subtitular la serie pudiera distraer de su dramática trama), y que los actores hablaran imitando el acento ruso, lo cual se intentó en algunas tomas pero se cambió de idea porque rozaba la parodia y no tenía cabida en una serie de carga tan tensa y dramática como esta. Por otro lado, también hay algunas incorrecciones históricas, como que el profesor Legasov real no declaró en el juicio contra Diátlov, Fomin, y Briuhanov, sino que esta labor fue llevada a cabo por varios colegas suyos. Del mismo modo, también es incorrecto afirmar que fallecieron todos los testigos que observaron el accidente desde el puente de Prípiat debido a la radiación, lo cual fue desmentido por uno de los operadores de la propia central nuclear.

Doctora Ulana Khomyuk,
Los hombres y mujeres de ciencia que asistieron al profesor Legasov Real.

  Todas estas incongruencias entre la serie y los acontecimientos históricos pueden parecer muchos, pero lo cierto es que se puede comprender que estos cambios se llevaran a cabo en beneficio de la trama que nos ofrece la serie y que no son debidos a errores o equivocos. De modo que aún con todo lo escrito, no puedo hacer de menos que elogiar el genial trabajo que hay tras las líneas de guión de esta serie.

  Y si hablamos de unas líneas de diálogo y unos silencios realmente bien calculados, bien justo es comentar la labor de actuación que llevan a cabo los diferentes miembros del reparto en esta serie. Lo cierto es que en general logran llevar a cabo una muy buena interpretación de sus distintos personajes al mostrar su lado más humano, punto de vista, evolución, y reacción ante la catástrofe. Especial mención merecen los actores protagonistas Jared Harris (Legasov) y Stellan Skarsgård (Shcherbina), quienes hacen una gran labor con sus respectivos roles.

Khomuyk, Schcerbina, y Legasov reuniéndose a escondidas.
Víktor Chébrikov, vicepresidente primero (es decir, el jefe) de la KGB. Interpretado por Alan Williams.

  Por último, solo me queda escribirte al respecto de la OST de esta serie, cuyos temas principales fueron compuestos por la violonchelista Hildur Gudnadóttir, la cual se dirigió a la central nuclear lituana de Ignalina (muy parecida a la de Chernóbil y que se utilizó para rodar las secuencias en el interior de la central y la sala de control) para poder grabar varios sonidos ambientales que introducir posteriormente a sus composiciones musicales para la serie, logrando una banda sonora tan estremecedora como emotiva. Sirvan de ejemplo algunos temas de la banda sonora de la serie como The Door, Turbine Hall, o Dealing with destruction por nombrar solo algunos. Ponen la carne de gallina, cada uno por diferentes razones, acompañando perfectamente a los aterradores y emotivos sucesos que vemos en pantalla.

  Conclusionando. Si nos ponemos quisquillosos, si que es verdad que la serie se toma varias licencias creativas y que no es perfecta… pero muy poco le falta. En sus poco más de cinco horas que dura toda la serie se puede apreciar una gran atención al detalle, un dramatismo desgarrador en varios sentidos que carece de toda superficialidad, una master class interpretativa tras otra, un montaje brillante, una puesta en escena asombrosa, y una capacidad de emocionar al espectador como no te puedes imaginar. Es simplemente fascinante. Por mi parte, queda más que recomendada, porque este relato de la catástrofe nuclear más grave de la historia no tiene desperdicio alguno.

  Vamos, que es dura de ver, te pegará fuertemente las emociones una y otra vez, y cuando termines de verla (con este segmento final revelando que fue los protagonistas reales de esta historia), estarás con mal cuerpo, pero poco te faltará para levantarte y aplaudir. Personalmente, me quito el sombrero ante esta serie.

Vasili.

  Y hasta aquí llega el post.

  Pero, ¿qué me cuentas tu al respecto? ¿conocías la serie? ¿la has visto? ¿qué te pareció? Ya sabes que la caja de comentarios está a tu entera disposición y que me encanta leer vuestras historias u opiniones al respecto del viaje que acabamos de realizar.

  Cómo recomendación de la semana quiero hablarte nuevamente una de estas iniciativas que tanto me gustan y que se sirven de los videojuegos como medio para hacer un gran bien a quienes más lo necesitan. Me estoy refiriendo a Fundación Juegoterapia, cuya finalidad me parece más que admirable. La idea salió en 2010, cuando a su fundadora Mónica Esteban se le ocurrió darle una PlayStation a un niño ingresado por un tratamiento de quimioterapia. En un ambiente tan atemorizante como este, echar unas partidas cambió el modo en que este joven aventurero vivió su experiencia. Desde entonces, el proyecto Juegoterapia se dedican a recoger consolas y videojuegos para donarlos a los hospitales, además de recaudar donativos de socios, y voluntariado, para crear jardines, áreas de juegos, y hasta cines para que los niños con cáncer. Te dejo el link directo con todas sus actividades, proyectos, información, y modos en que se puede colaborar con su gran labor.

www.juegaterapia.org/

De nuevo, quiero recordarte que tú eres la otra mitad de este blog, y sin ti no existiría Tallopis-escribe. ¡Gracias por estar ahí!

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Y ya me despido de ti hasta el próximo domingo 19 de junio. Hasta entonces, cuídate mucho y pásalo bien.

 Salud, ánimo, y éxito.

«Vasily, ¿Qué es eso? ¿Una sonrisa?» Y es que siempre queda una puerta abierta a la esperanza. Sin más que añadir, me despido de ti hasta la próxima. ¡Feliz domingo y mejor semana!

Comments

  1. Pues como bien dices al final del post….ya nos hemos levantado y aplaudido este trabajazo que te has pegado al realizar esta nueva entrada hablando de esta gran serie.
    Pudimos disfrutarla durante la cuarentena (amén de otras muchas) pero por lo bien que estaba documentada y el ritmo que ofrece al contar la historia nos enganchó tanto que fue visto y no visto.
    Una de las mejores series que hemos visto en mucho tiempo y que hemos recomendado hasta decir basta. Ahora ya ni vamos a pringarnos en eso, directamente vamos a decir que se metan por aquí para que lean este pedazo de post y a la par se vean la serie ¡Así disfrutan de contenido de calidad x2)
    Nos leemos en el siguiente sin falta, amigo!!!
    Un fuerte abrazo.

    1. ¡¡Bienhallado y bienvenido Presstartcook :D!!
      Madre mía… si es que me sonrojas con tus palabras *^_^*. A ver si te voy a fichar como publicista oficial de Tallopis-Escribe, porque me dejas unos comentarios que cualquiera diría que el blog es bueno y todo *^_^*. De verdad, millones de gracias por tus maravillosos comentarios *^_^*.
      Coincido plenamente contigo. En este programa televisivo, que encima es fácil de ver y se disfruta muy ágilmente por su formato de miniserie, destacan especialmente lo bien documentada que está y el ritmo de la historia, eso por no hablar de la banda sonora, el guion, las interpretaciones… ¡si es que no tiene desperdicio! Alguna escena un poco difícil de ver si que tiene (aunque necesaria), pero me parece un gran logro que se centre en el factor más humano de este triste suceso en lugar de dejarse llevar por el morbo gratuito y el sensacionalismo al respecto que por desgracia si he visto en algunos documentales sobre el accidente del 86 en Chernóbil.
      Y de nuevo me estoy liando *^_^*
      Como siempre, un placer y un honor que te pases por aquí *^_^*.
      Un abrazo bien grande y nos seguimos leyendo 😀

Tus comentarios son más que bienvenidos.