Cinco de la tarde.
Suena la campana que anuncia el final de las clases y llega el momento de cerrar los libros de texto, poner las sillas sobre la mesa, tomar la mochila y salir corriendo del colegio. Como además ese día en concreto no tuviera una actividad extraescolar, ya era el colmo de la felicidad. Pues nada más llegar a casa me esperaba la merienda y una buena ración de dibujos animados antes de hacer los deberes, empezando con risas de las buenas con mi queridísima Dr.Slump.
Hasta que un día puse la tele y ya no estaba Arale Norimaki ni tampoco los demás personajes de Villa Pingüino haciendo de las suyas. La serie se había terminado el día anterior y la cadena decidió no reponerla.
Como adulto, uno comprende que las cosas se acaban, ¡qué le vamos a hacer! Es una pena, pero la vida sigue. Algo nuevo vendrá.
Pero como niño… ¡menudo rebote pillé! “¿Cómo que se ha acabado Dr.Slump, tío?” Cuando uno va a la E.G.B. o a primaria, estos asuntos son muy serios.
En fin. No había internet para bajarme los capítulos ni Amazon para pedirlos para reyes, así que no había nada más que hacer. En su lugar, pusieron esto.
Acabas de ver la intro original del anime Misutta Ajikko (ミスター味っ子), o Míster Ajikko, el cual también es conocido como The sushi king, El gran sushi, o El pequeño Chef.
Como supondrás, el anime está basado en el manga del mismo nombre, el cual fue creado por Daisuke Terasawa, un autor cuyas obras siempre estaban basadas en el mundo culinario y especialmente la cocina japonesa. Entre ellas, destacan títulos como WARASHI, Kui Tan, Kuwasemon, o Shota no Sushi. Esta última, junto a este Misutta Ajikko, le sirvió a su creador para ser galardonado con el Kadansha Manga Award (otorgado por la renombrada editorial japonesa Kadansha) en dos ocasiones.
Pero volviendo a lo que estábamos.
El manga apareció publicado por primera vez en la revista Weekly Shōnen Magazine en 1986, con una duración de 19 volúmenes en total, y terminando en 1989. Mientras que su secuela (simplemente conocida como Misutta Ajikko II), fue publicada en la revista Evening entre 2003 y 2012 con un total de 13 volúmenes. Mas adelante, entre 2015 y 2019, la Asahi Shimbun Publications publicó otra continuación bajo el nombre de Misutta Ajikko Bakumatsu-hen de solo 4 volúmenes. Lo cual parece indicar que tuvo bastante buena recepción en su país de origen.
Por otro lado, el anime de esta historia (y en el que voy a basar este post) fue emitido por primera vez en octubre de 1987, a través de la cadena TV Tokyo y gracias a los estudios Sunrise. Contó con un total de 99 episodios, más uno especial, y terminó en setiembre de 1989. Aunque en España, y como suele ser habitual, no llegó en castellano desde el principio, sino que fueron varias cadenas autonómicas como TVG, Canal 9, Euskal Telebista, y TV3 que emitieron este anime, cada una de ellas en su correspondiente dialecto (la verdad, si no fuera por estas cadenas, me temo que pocos animes habríamos visto).
De hecho, cuando esta serie llegó a España, la cadena autonómica IB3 de las Islas Baleares aún no existía, por lo que en Menorca veíamos los dibujos animados de TV3 y C33 de Cataluña, o bien el Canal 9 de Televisió Valenciana. Es más, la intro con que yo conocí esta serie, fue la siguiente.
Dicho todo esto, igual va siendo hora de que explique la trama de este anime. Espero que tengas hambre.
En cierta zona de Tokyo que nunca se acaba de concretar del todo, existe un restaurante familiar de comida casera y barata al que acuden principalmente personas de clase obrera. Este simpático establecimiento recibe el nombre de “Restaurante Amanecer”, el cual es regentado por la señora Noriko. Ella se ocupa de todo el papeleo, habla con los proveedores, lleva la contabilidad, sirve las mesas… lo hace prácticamente todo, menos lo principal: cocinar. Esta tarea la deja a su hijo Youichi, el cual tiene un talento increíble ante los fogones. En serio, es algo fuera de serie lo bien que se le da a este chaval el ponerse a cocinar pese a tener solo 14 años en el momento de empezar la serie. De hecho, el apodo de Mister Ajikko (algo así como “Don Niño-Sabor”) le es otorgado a Youichi por la más que satisfecha clientela que frecuenta su local, lo cual es todo un honor para el joven cocinero, que ansía por encima de todo llegar a ser tan buen chef como su difunto padre, por lo que siempre se esfuerza en mejorar sus habilidades para conseguir los mejores sabores. Aunque a veces el orgullo le pierde y no puede evitar responder a cualquiera que ponga en duda su valía o talento, de modo que se deja llevar por el ímpetu, aceptando así todo tipo de desafíos.
Un buen día, y gracias a un curioso azar del destino (básicamente que casi lo atropella un coche de lujo que iba a demasiada velocidad), conoce a un cliente muy peculiar: un anciano ataviado con ropas ceremoniales, de paladar refinado, y que parece entender mucho de gastronomía. Después de que Youichi prepare un espectacular plato de katsu-don (cerdo rebozado y servido sobre un lecho de arroz) que tira de espaldas de bueno que está, con la intención de cerrar la bocaza al engreído ayudante del anciano, este revela su auténtica identidad: resultando ser el mismísimo señor Ajiou (cuyo nombre significa Emperador del Sabor), el cual es el presidente de la Asociación Gastronómica de todo Japón. En definitiva, un tipo altamente respetado por todos aquellos que se ganan la vida entre sartenes y cacerolas en el país del sol naciente.
Pues bien, resulta que Ajiou queda tan impresionado por la habilidad e ingenio de Youichi, que le invita a él y sus amigos (incluyendo su madre Noriko, su compañera de clase Mitsuko que a veces les ayuda en el restaurante, y el hermano pequeño de esta: Shigeru), a que un día le visiten al edificio de la Asociación Gastronómica. Youichi acude encantado ante la gran oportunidad que esto representa para él, ignorando que esto despertará las envidias de chefs experimentados que se toman como un insulto que alguien tan joven como Youichi sea tenido en tan alta estima por Ajiou. Por lo que el joven protagonista se verá públicamente desafiado en numerosas ocasiones e incluso llegará a participar en despiadadas competiciones profesionales de alto nivel en dónde deberá mostrar todo lo que es capaz.
Y hasta aquí la trama.
Esta serie cuenta con una mecánica que tiende a repetirse de manera más o menos frecuente, aunque con ciertos matices distintos según avanzan los capítulos. Ello se debe principalmente a que, al tratarse de un anime destinado a un público más bien joven, su trama principal tiende a ser sencilla y llana con el único propósito de preparar el escenario para mostrar los duelos en los que el protagonista deberá realizar un plato concreto frente a un rival, así como dar pie a las tramas secundarias de la serie, las cuales acostumbran a ser más emotivas y sustanciales.
Así mismo, siempre que se produce un enfrentamiento entre Youichi y algún adversario que le desafía a un duelo de cocineros, acostumbramos a ver los mismos elementos. Para empezar, siempre hay una preparación previa y un complemento de introspección emocional por parte del protagonista en el que se ve implicado un personaje secundario habitual, nuevo, o bien algo que ha leído en el libro de recetas que heredó de su padre fallecido. Llegado el día del enfrentamiento, vemos que siempre hay uno o varios comentaristas que van narrando a la audiencia todo cuanto ocurre (ya sean profesionales o entre el propio público asistente), una dinámica reacción-respuesta a todo lo que hacen el protagonista y su adversario durante la elaboración de un plato en concreto, momentos puntuales de tensión al dar la sensación de que todo está perdido, hasta que de repente el protagonista contrataca con una técnica imprevisible y arriesgada que la mayor parte de las veces termina arreglando la papeleta. Sirva como ejemplo la vez en Youichi añade ralladura de pomelo a la pasta que está amasando para hacer fideos, con la intención de aromatizar el plato y disminuir la grasa del caldo de modo que este conserve el sabor. Y es que, en todos los duelos, el protagonista siempre sorprende con un truco arriesgado e impredecible como este, los cuales llegan a ser tan aparentemente descabellados que no pocas veces me he preguntado si estas pirulas culinarias deben ser reales o solo es fantasía del autor.
Además, todo ello es mostrado en un entorno tan épico-competitivo, con un modo de enseñar la elaboración de los platos, y una actitud por parte del villano de turno, el protagonista, y los asistentes, que cualquiera diría que en vez de un concurso de cocina, lo que estamos viendo se parece más bien a un arduo combate de lucha libre, o bien un igualado pero temible duelo a muerte, en dónde está en juego algo más allá de una competición gastronómica para decidir el mejor ramen del barrio.
Al menos esa es la sensación que queda por el modo en que se lleva a cabo toda la trama de la serie, en dónde no faltan las secuencias mostrando los pasos dados en la elaboración de cada receta, las cuales se parecen más a escenas de golpes, bloqueos, contraataques, y sesudas estrategias de lucha, que a un paso seguido en la elaboración de una receta. Lo digo en serio, hay tanta determinación en el modo en que los personajes de este anime añaden una salsa y cortan las verduras, como en los ataques de un título de acción o artes marciales. Mientras tanto, asistentes y comentaristas no paran de emitir toda clase de comentarios de nivel profesional sobre lo que está ocurriendo, entremedio de un sinfín de exclamaciones de asombro.
Pero lo mejor de todo… la hora de probar los platos. Curiosamente, una de las mayores bazas de esta serie, es el modo tan ridículamente exagerado y el forzado ambiente épico que se pretende dar a todo cuando vemos, pero el momento en que los jueces o el propio Ajiou comían de lo recién cocinado para dar un veredicto, era simplemente demasiado: explosiones de luces multicolor, fuegos artificiales, expresiones radiantes de felicidad que rozan el éxtasis por parte de quienes comían, así como el modo de describir la calidad del plato mientras les vemos volando sobre dragones, o con sus bocas convirtiéndose en volcanes en una literal erupción de sabor, y mucho más para dar a entender la satisfacción de quienes probaban estos manjares. Tras lo cual, el incrédulo villano prueba el plato del protagonista, un rayo le alcanza, y se queda en tal estado de shock por lo delicioso del bocado comido, que cae de rodillas admitiendo su derrota. Y así en la inmensa mayoría de ocasiones. Era todo tan recargado, tan exagerado, que a la hora del recreo del día siguiente, mis compañeros de clase y yo nos partíamos de risa al comentar estas escenas, imitando las frases de guion y las caras de los personajes entre sonoras carcajadas porque era algo digno de ver.
Y eso de niños, así que imaginaros como ha sido volver a ver algunos capítulos para prepararme el post. Me ha recordado al anuncio de cierto champú para el pelo, en que la chica que lo usaba gozaba tanto, que una abuelita que pasaba por allí pidió el mismo producto con una sonrisa lasciva. ¿Sabes de cual te digo?, pues lo mismo (o más bestia todavía) pero con comida.
Pero no te dejes engañar. Admito que de pequeño, al principio no veía Mister Ajikko con buenos ojos, pero bastaron un par de capítulos para engancharme y darme cuenta de que la ambientación de la serie es una trampa para pillarte desprevenido con lo exagerado de su ejecución, cuando en realidad se trata de una serie más que entretenida que desprende un encanto propio, además de contener muchas de las características propias de “el viaje del héroe” que construyen muchas grandes historias, así como los ingredientes de un anime de acción y aventuras… solo que ambientado en el competitivo mundo de la alta cocina, en dónde un joven pone todo de su parte para alcanzar un sueño.
En conclusión. Con este pequeño gran chef, principalmente te vas a reír, pero también te quedarás con la boca abierta con los duelos, el crecimiento del personaje principal, las historias de los personajes secundarios, su punto de romance, y sobre todo te va a entrar un hambre feroz, pues las secuencias de presentación de los platos son increíbles. Si te decides a verlo ¡Que aproveche!
Y hasta aquí llega este post.
Como recomendación de la semana, me gustaría hablaros nuevamente de una de estas organizaciones que tanto me gustan y que se dedican a realizar una buena obra a través de los videojuegos… lo cual es una verdadera maravilla. Me refiero a las muy buenas gentes de videojuegosporalimentos.org/, que siguen al pie del cañón en su propósito de cambiar videojuegos a cambio de alimentos para las familias más desfavorecidas. De verdad que hacen una labor más que encomiable, por lo que sería genial que te pasaras por su página web para conocerlos y saber de manera se puede colaborar con ellos.
Para terminar, quisiera pedirte que, si has disfrutado el post, me sería de mucha ayuda si le dieras al botón “Me gusta” y lo compartieras en tus redes sociales, así como con tu familia y seres queridos. También decirte que puedes participar activamente en el blog a través de la caja de comentarios, ya sea dejándome tus sugerencias para la “recomendación de la semana” (si conoces algún evento o local interesante relacionado con el frikismo cerca de dónde vives), así como tus aportes para la sección de “Fechas frikis” y “Curiosidades” al margen de cualquier cosa que quieras compartir conmigo y los demás lectores. También puedes apoyar al blog mediante la aplicación “Invítame a un café” que se encuentra en la barra de widgets. Todo ello me sería de gran ayuda para seguir adelante con “tallopis-escribe.com”.
Sin más que añadir, cuídate mucho y pásalo bien.
Salud, ánimo, y éxito.
¡Muy buenas compañero! Primera vez que escuchamos sobre esta serie pero que tras leer tu reseña vamos a ver de cabeza y más tratándose sobre una de las cosas que conforman nuestra vida como es la cocina.
Lo más parecido y actual que hemos visto hasta ahora es Shokugeki no Sōma , conocida como Food Wars por estos lares, que quitando el toque Ecchi que contiene, la historia y contenido son muy parecidas a esta que analizas.
Pues eso, que nos ha tocado nuestro corazón cocinillas y la tenemos en pendientes para ver y leer el manga.
Un abrazote, crack.
¡Nos seguimos leyendo!
¡¡Presstartcook!! :D, ¿que tal todo compa? me alegro de verte 😀
La verdad es que mientras escribía sobre este particular anime, pensé en más de una ocasión en vosotros, que sois unos cracks de los fogones en la vida real (que vicio este verano con los refrescos Ice Climber) y tenéis unas ideas geniales :D. Pero es que lo de esta serie no es ni medio normal, de verdad, es que te lo tienes que tomar a risa, porque el niño este hace una olla de estofado de ternera y termina quitándoles el trabajo a los de «Breaking Bad». Si termináis viendo algún que otro capítulo, ya me comentaréis… y si de paso me solucionáis la duda de si estas «pirulas gastronómicas» que se marca el protagonista tienen sentido o no, me haréis un gran favor *^_^*.
Así que «Shokugeki no Sōma «Food Wars»… no lo conozco de nada, pero parece que puede estar bien. Me la apunto para ir tras su pista :D. La que había oído nombrar por ahí es la de «Yakitate!! Japan», conocida por aquí como «Amasando Ja-pan». Está más centrada en la repostería, pero tiene una pinta de tener cierto toque «shonen» y de humor (como este «Misutta Ajikko»), que le dan un aspecto interesante. ¡Habrá que verlas! 😀
Gracias por la recomendación compa, ¡¡sois unos cracks!!
Un abrazo bien grande 😀