Editorial: RobinBook, bajo el sello de Ma Non Tropo. // Título original: Dead Famous. // Primera Edición: 2001 // 345 páginas // Tapa Blanda // Autor: Ben Elton.
La productora televisiva El Mirón ha triunfado por todo lo alto con sus últimas ediciones del que es el programa estrella del momento: el reality show Arresto domiciliario, en que diez desconocidos deberán convivir durante tres meses en una lujosa casa repleta de cámaras de televisión que grabarán cada uno de sus movimientos durante las 24h del día, mientras permanecen incomunicados del resto del mundo. Con el añadido de que una vez a la semana deberán votar secretamente entre ellos para decidir quién abandona la casa, así como superar varias pruebas propuestas por la dirección del programa y de la productora.
Pero se supone que el gran premio que se llevará el concursante finalista vale todo este esfuerzo: una fuerte suma de dinero, así como la promesa de reconocimiento y popularidad por parte del público.
Una posibilidad entre diez de convertirse en una celebridad rica y famosa.
O eso es lo que creen estos pobres desgraciados que participan en la actual edición. Mientras tratan de elaborar sus estrategias para ganarse el favor de los televidentes, los concursantes viven ajenos a la realidad de que la nueva edición del programa está siendo un verdadero fracaso y el share está por los suelos. Tras las cámaras se masca la tragedia y el equipo del programa se las ve venir muy pero que muy negras.
Desesperados, los manipuladores ejecutivos de la productora El mirón tratan de engañar a los concursantes con montones de alcohol y una prueba estudiada para aumentar las posibilidades de que algunos de ellos acaben teniendo sexo en directo para que el morbo suba las cuotas de pantalla. Sin embargo, lo que acaba ocurriendo escandaliza a toda la nación.
En el día 27 de concurso, uno de los participantes es asesinado en riguroso directo. Y no solo eso, sino que el perpetrador del crimen logra salirse con la suya, conservando el anonimato y burlando las cámaras.
Ante tamaño escándalo, uno esperaría que el programa se cancelara, pero las cifras de audiencia suben como la espuma y los participantes deciden seguir adelante con el concurso a pesar de que todos sospechan mutuamente unos de otros, movidos por la codicia y sus sueños alocados de fama.
Por otro lado, nos encontramos con el inspector de Scotland Yard a quien se ha adjudicado el caso, el veterano inspector jefe Coleridge, un detective de la vieja escuela con un impecable historial de casos resueltos, que se ve con la obligación de revisar las cintas del programa y seguir la convivencia de lo que considera “un grupo de zánganos egocéntricos” a los que cada vez detesta más profundamente.
Desgraciadamente, estas cintas son la prueba de un crimen, y en cualquier momento uno de los concursantes podría cometer un desliz que le delate como autor del asesinato. Coleridge no para de preguntarse cuál de estos vividores podría haber sido, o exponiéndolo desde su punto de vista ¿cuál de estos zoquetes buenos para nada tienen suficiente materia gris como para haber burlado la vigilancia permanente a la que se ven sometidos?, ¿el aspirante a cómico?, ¿la stripper mal hablada?, ¿el cachas descerebrado?, ¿la pija?, ¿el actor en horas bajas?, ¿el chiflado anarquista?, ¿la psicóloga new age?
Para desespero de Coleridge, y las carcajadas de sus juveniles ayudantes, el sargento Hooper y la oficial Trish, no le queda otro remedio que seguir investigando para encontrar al asesino antes de que se termine el concurso y el culpable logre escapar o se cobre otra víctima.
Con este particular argumento arranca este libro, Asesinato en Directo. Una novela negra que destila un humor cínico por los cuatro costados mientras no se corta un pelo en señalar con el dedo a los reality shows y toda la hipocresía que rodea estos espectáculos.
Y además lo hace con un extenso conocimiento de causa por parte de su autor Ben Elton, quien se conoce el funcionamiento interno de las cadenas televisivas al dedillo, lo cual le ha permitido poner detalles sobre la mesa que de otra manera no se pueden saber, así como permitirle hacer más verosímil el universo de esta novela, retratar las miserias que se viven tras las cámaras, y la dura realidad que se encuentran en tantas ocasiones los aspirantes a convertirse en famoso rápidamente que acuden incautos a los castings de estos shows. Podréis encontrar la amplia trayectoria de este buen señor en la página que le dedica la Wikipedia:
es.wikipedia.org/wiki/Ben_Elton
Pero ojo, no hay que dejarse engañar por el mundo superficial en que se basa este libro, pues aparte de todo lo comentado, no deja de ser ni por un momento una brillante novela negra escrita inteligentemente y con un cínico sentido del humor, pero con todos los recovecos e investigaciones que uno espera del género. Pasando por los apuros personales del sufrido protagonista Coleridge, las mentiras, las tramas ocultas, los personajes que no son lo que parecen, pero sobre todo los giros argumentales y callejones sin salida que manejan la trama hasta un final apoteósico de verdadero infarto, de esos que no desvelan la verdad hasta el último momento.
Sin embargo, y pese a contener todo lo que uno espera de una novela negra, también se trata de una obra increíblemente atípica. No solo por su brillante ironía ni el hecho que muestra la verdad al desnudo tras estos shows, que también, sino porque rompe profundamente con varios esquemas básicos de las novelas asesinatos como el hecho de que cada segmento de la novela está marcada por el día y la hora en que suceden los acontecimientos para que sintamos la presión del tiempo escurriéndose contra el inspector Coleridge y a favor del asesino, así como no ser revelada la identidad de la víctima de entrada, sino que esto no se conoce hasta que la lectura está ya bien avanzada y para entonces ya hemos tenido ocasión de conocer a todos los personajes, que no por ser clichés fácilmente identificables no dejan de ser menos sólidos. Mas bien al contrario, pues en esta novela nadie es realmente lo que parece a simple vista y los clichés funcionan a favor de la trama y el lector. De modo que ningún personaje es lo que parece ser bajo su aparente superficialidad, sino que todos ellos resultan tener fuertes historias sobre sus espaldas que les dan más personalidad y carácter de lo que parece de entrada, por lo que el tópico se termina convirtiendo en una mera tarjeta de presentación a partir del cual está construido un grupo de personajes que uno termina odiando, detestando, apreciando, y empatizando a partes casi iguales.
En conclusión, y con esto quiero decir que estoy terminando la entrada pero no necesariamente llegando a ninguna parte, este libro es una lectura trepidante que uno no puede soltar. Tan divertida como emocionante, tan misteriosa como sorprendente, cargada de una ironía inteligentemente desprovista de sutilezas que acusa con fuerza al dios de la fama superficial.
Ignoro de qué modo vivirás el acompañar al veterano Coleridge en esta mediática aventura si te decides a leerlo, pero ya te digo que personalmente lo disfruté mucho en su momento, por lo que no puedo dejar de recomendártelo.
Y hasta aquí llega esta entrada.
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Espero que te guste.
Y ya me despido de ti hasta el próximo domingo.
Hasta entonces, te deseo feliz semana. Cuídate mucho y pásalo bien.
Salud, ánimo, y éxito.
Sin nada más que añadir, espero que lo pases lo mejor posible. Cuídate mucho.
Ánimo y éxito.
