Cultura Retro: Humoristas destacados de los 80 y 90.

 Decir que uno recordará algo para siempre puede sonar un tanto exagerado, pues son tantas las nuevas experiencias que podemos llegar a tener a lo largo de la vida y el punto de vista que estas nos pueden aportar, que aquellos sucesos vividos en cierto momento (ya fueran para bien o para mal), pueden ser fácilmente relevados a un muy digno segundo plano a medida que vamos experimentando nuevas vivencias con el paso del tiempo.

  Sin embargo, si que recordaré durante muchísimo tiempo la ocasión en que pude disfrutar en persona del humor tan  propio del gran monologuista que es Goyo Jimenez cuando fui a verle en directo a la Sala Barts de Barcelona cuando trajo su show En verdad os digo. Lo cierto es que ya conocía varios de sus monólogos anteriores, incluyendo el hilarante Aiguantulivinamérica (muy recomendable y disponible en YouTube). ¿Y que te voy a decir sobre esta experiencia? Solo recordarlo me cuesta mantenerme lo suficientemente serio como para dedicarte estas palabras. Vamos, que fue la risión suprema.

  No solo eso, si no que al considerarme un fan del estilo cómico conocido como stand-up comedy, he seguido el trabajo de otros grandes profesionales del monólogo de humor como Alex Clavero, J.J.Vaquero (especialmente sus monólogos de en Paramount Comedy), así como los maravillosos espectáculos de Hovik con su show Cocretas, el de Luismi con Los aeropuertos, o el inigualable Me estoy haciendo mayor/Voy a darme de baja de Manu Badenes. Eso además de tener la suerte de ver actuaciones en directo de Ignatius Farray, María Díaz “La Vikinga”, y a Pedro Llamas en el restaurante Fusion de mi querida Ciutadella de Menorca durante una época que trajeron shows en vivo.

  Y es que en definitiva, me encanta reírme. No solo por lo bien que sienta, sino por la ingente cantidad de beneficios que tiene la risa tanto a nivel social como para el cuerpo y la mente (como ya te comenté brevemente en el post dedicado a la película Aterriza como Puedas). De echo, en persona tiendo a ser bastante tímido, pero me suelen decir que tengo una risa muy particular y un tanto escandalosa, aparte que me cuesta muy poco soltar una buena carcajada.

  Pero ojo, que aunque parezca un chiste fácil, el tema de reírse es algo muy serio y no a todos sienta por igual. Lo que a ti puede hacer que te desmontes de la risa puede hacer que otra persona apenas levante una ceja o viceversa, pues lo que hace gracia a cada uno resulta ser algo de lo más personal y que puede estar muy influido por el modo en que vemos la vida, nuestro carácter, experiencias personales, y por supuesto, también del momento.

  Y aquí viene el momento a dónde quiero ir a parar mediante esta introducción: comentar que todo cuanto pueda causar la hilaridad de la gente puede estar muy supeditado al momento histórico y contexto social, por lo que no es descabellado decir que aquellas cosas que que causaban grandes risas hace unas décadas atrás, probablemente no tuvieran el mismo éxito en nuestros días aunque se recuerden con cariño.

  Y dando vueltas a todo esto, a raíz de una conversación que tuve hace poco, fue como se me ocurrió la idea de traerte el siguiente post, en el cual te invito a que te acomodes alegremente y te prepares para conocer o rememorar a varios cómicos que regalaron sonoras carcajadas al público de la España en los 80 y 90. Como estábamos comentando, cabe la posibilidad de que alguno de ellos no te cause la más mínima gracia o que su humor haya quedado obsoleto en la época actual, por lo que te agredecería que por favor tuvieras en cuenta el contexto en que triunfó cada uno de ellos.

  Escrito lo escrito, te invito a que te prepares para cruzar el portal en forma de texto que he abierto para ti en este post, y si bien normalmente te animo a que te prepares una agradable bebida de tu elección para que te acompañe durante la lectura… creo que esta vez mejor me curo en salud y te aconsejaría que hicieras esto bajo tu responsabilidad, pues si debido a lo que estás a punto de leer y ver (añado varios links que pueden ser de tu interés) se te escapa una sonora carcajada que derrame la bebida sobre tu dispositivo, servidor no se hace responsable. ¡Quien avisa no es traidor!

  Sin más que añadir, se más que bienvenido a Tallopis-Escribe, oh buena persona que vives en el universo al otro lado de la pantalla, y espero que disfrutes del viaje *^_^*.

¿Mala suerte dices? Me cuesta creerlo

 Vamos a empezar fuerte, aviso.

 Durante gran parte de los ochenta y noventa, uno de los momentos más esperados durante los programas especiales que se retransmitían en TVE1 después de las campanadas de Nochevieja, eran sin duda los números cómicos de los humoristas más destacados del momento. Y aunque son muchos los ejemplos que podría enumerar, muy difícilmente podría nombrar otros que armaran tanto jaleo como son el dúo conocido como Martes y 13, siendo especialmente conocidos por su famoso sketch de La empanadilla de Móstoles, que fue retransmitido en el especial Viva 86 y se convirtió en todo un fenómeno del que se habló durante años. A todas horas y en todas partes, no eran pocos quienes imitaban parte del hilarante sketch, siendo seguidos de verdaderas risotadas por parte de todos los presentes.

  Sin embargo, este no fue el único éxito que caló fuerte entre el público, pues con un humor bastante inusual para aquellos tiempos y que combinaba el surrealismo con el día a día de la sociedad española de la época (incluyendo parodias o referencias a personajes públicos), nos dejaron números únicos como Digamelón (que siempre me recuerda al genial podcast Los viejos frikis nunca mueren siempre que lo veo), Avance Telediario, la parodia del tema Amante Bandido de Miguel Bosé “Seré tu chulo bandida”, Paca de Carmona, Detergente Gabriel, Jesús Hermida entrevista a Gloria Fuertes, Julipán, o el falso anuncio de Café Tacilla, el cual es más sorprendente si cabe una vez se supo que el vaso quemaba realmente por la alta temperatura del líquido y esto favoreció el “realismo” del sketch. Eso por no hablar de la absolutamente delirante entrevista que realizaron a la cantante Madonna en 1991 (la auténtica cantante Madonna y no una actriz, ojo a eso), la cual terminó convirtiéndose en un despropósito absoluto que hay que ver para creer.

  ¿Pero de dónde sale este dúo y cual es su historia? Pues lo cierto es que su primera aparición fue en 1978 en el programa Fantástico que presentaba José María Íñigo, y que en sus inicios eran tres componentes: Fernando Conde, Millán Salcedo (con sus peculiares muecas), y Josema Yuste. Esta primera aparición, dentro de presentar un espectáculo cómico muy poco habitual, tuvo la repercusión suficiente como para que volvieran a aparecer en el mismo programa realizando otras actuaciones (aquí te dejo una de estas primeras apariciones de Martes y Trece como trío cómico).

  A partir de entonces, no solo aparecerían en Fantástico, sino que las apariciones serían frecuentes en otros shows de índole similar como Aplauso. Sin embargo, Fernando Conde terminaría dejando la formación para dedicarse al teatro, mientras que Josema y Millán siguieron adelante por su cuenta y conservando el nombre que la formación tenía desde sus inicios.

De este modo, y ya como dúo, empezaron a realizar sketchs sueltos para programas especiales de televisión como Viva 86 y otros como ¡A por uvas! de 1989, ¡Fíjate! de 1994, Hola hola 89, o Venga el 91. Los cuales tuvieron tan buena recepción de estas apariciones, que a Martes y Trece empezaron a lloverles ofertas muy variadas, como sustituir a los Tacañones originales del programa Un, Dos, Tres después de que Valentín Tornos abandonara el programa por motivos de salud (propuesta que no llegó a buen puerto porque Chicho Ibáñez Serrador, director del programa, al final se decantó por las hermanas Hurtado). Pero lo que sí salió adelante fue el proyecto de dedicarles un programa entero: ¡A ver, a ver! de 1991, y que daría paso a Viéndonos (con 18 programas emitidos semanalmente entre 1991 y 1992). Teniendo en cuenta la inmensa repercusión de sus gags en la historia del humor en nuestro país, durante la documentación que he realizado para escribirte estas líneas me ha sorprendido ver como varios medios y fuentes califican este programa como “un producto de audiencia modesta”, pues el impacto de estos cómicos era más que evidente en la España de los ochenta, e incluso tuvieron un nuevo show llamado El Retonno y que se estrenó en 1994.  Además, participaron en varias películas como El Robobo de la Jojoya (dirigida por Álvaro Saenz de Heredia y estrenada en 1991), Sentados al borde de la mañana con los pies colgando (estrenada en 1978 y aún con la participación de Fernando Conde), o Aquí huele a muerto (1989), entre otras.

  Finalmente, en diciembre de 1997, Millán y Josema decidieron dar por terminada la trayectora de Martes y Trece como dúo cómico para ir cada uno por su lado. Aunque esto no impidió que se recopilaran varios DVDs recopilatorios de sus sketchs , y que se reencontraran varias veces en varios programas de televisión.

  Pero esta… es otra historia.

Un poco de seriedad, por favor

  En el patio de butacas la expectación es más que evidente. El público cuchichea entre risas susurradas mientras esperan a que suba el telón.

  Llegado el momento, un hombre con barba poblada, ropajes negros, y unas prominentes gafas ahumadas se dirige a la luz del foco que ilumina el centro del escenario. Se sienta sobre un taburete previamente preparado ante un micrófono, y sin decir ni una sola palabra ni variar para nada su semblante, enciende un cigarrillo con toda tranquilidad.

  El público se sorprende por lo que ocurre sobre el escenario y empieza a reír nerviosamente esperando que de lugar aquello que han ido a ver. Sin embargo, el cómico sigue imperturbable, fumando, muy serio. Al poco, finge que por fin se da cuenta de lo que está ocurriendo, y suelta muy serio “¿Cuando ustedes van al trabajo empiezan a trabajar enseguida? (más risas de los asistentes) ¿verdad que no?, pues yo igual”.

  Cuando por fin se termina el pitillo, se acomoda sobre el taburete con evidente actitud de ir al grano, y pronuncia la frase que le haría famoso: “¿Saben aquél que díu…?”

  El público casi enloquece literalmente mientras el humorista narra varios chistes, la mayoría bastante clásicos y conocidos, manteniendo en todo momento el mismo tono monocorde de su voz nasal y exagerando en varias ocasiones su acento catalán, al mismo tiempo que intercala varios comentarios con el público del tipo “aunque no lo parezca estoy muy contento”, “este chiste es de mis favoritos”, o simplemente hace una silenciosa pausa para encender otro cigarrillo y tomar un trago de la copa que siempre tenía al lado, todo ello con total parsimonia. Como el mismo diría “A mi me han dicho que tengo que estar aquí diez minutos, así que hago tiempo”. Todo ello entre las carcajadas de todos los asistentes, que no puede evitar reírse con su particular modo de contar ocurrencias y chistes, aunque dijo en varias ocasiones que prefería ser llamado “narrador de cuentos”.

  Si como este que te escribe ya peinas alguna que otra cana, seguro que habrás adivinado que este cómico especialista en contar chistes no es otro que el gran Eugenio, cuyo nombre real es Eugeni Jofra Bafalluy.

  Por curioso que pueda parecer, Eugenio empezó su carrera artística como cantante junto a su esposa Conchita Alcaide, e incluso llegaron a cantar juntos el tema La balada del Maderero bajo el nombre artístico de Els Dos (Los Dos) en el festival de Eurovisión de 1970.

  Sin embargo, su carrera como cómico… perdón… quería decir “narrador de cuentos”, empezó en 1980 y desde el primer momento mostró su estilo tan personal de llevar a cabo sus actuaciones, las cuales se convertían siempre en grandes éxitos mientras su popularidad entre el público no paraba de crecer. Llegó a hacer tal fortuna que logró adquirir el local Sausalito en dónde actuó alguna vez con su esposa Conchita. Con todo lo ganado, sufragó la producción del que sería su primer cassette de chistes, el cual se convertiría en todo un fenómeno de ventas.

  Si no viviste el momento de mayor auge de Eugenio, es probable que te resulte un tanto difícil comprender la gran recepción de su trabajo, especialmente teniendo en cuenta su estilo tan poco habitual de hacer humor. Pero lo cierto es que se convirtió en toda una figura que hacía más de cien participaciones televisivas al año e incluso tuvo varios programas propios, como La Chistera (1993). E incluso existe un documental narrando su vida y que fue llamado simplemente Eugenio, el cual fue estrenado en 2018. Aparte que su hijo Gerard Jofra ha llevado a cabo el espectáculo Reugenio como homenaje (yo personalmente no lo he visto pero dicen que hace una gran labor).

  A continuación te dejo un link con una de sus muchas actuaciones para televisión, aunque puedes encontrar muchas más en YouTube.

Un sombrero de copa, un bombín, y un vaso de agua

  La siguiente historia que me gustaría compartir contigo empieza con Luis Sánchez Polack (Valencia en julio de 1926 – Madrid en febrero de 1999), quien empezó su carrera de humorista en la Cadena Ser al interpretar al personaje de Don Poeto Primavero de la Quintilla. Gracias a estos comienzos, Polack también trabajó en Radio Madrid, en dónde conoció al también humorista radiofónico Joaquin Portillo.

  Ambos, Portillo y Polack, formarían el dúo cómico conocido como Tip y Top, el cual estuvo en activo durante más de una década, apareciendo en varias programas de radio y diversas películas como Las Chicas de la Cruz Roja (de 1958 y que contó con la aparición de Concha Velasco). Desgraciadamente, Portillo terminó dejando la formación.

  Pero… da igual que se quiera llamar destino, se le llame suerte, pero a veces las cosas parece que ocurren por alguna razón, y el destino quiso que Polack coincidiera con el actor y colaborador de la revista satírica La Codorniz, el cómico José Luis Coll García, (Cuenca en Mayo de 1931 – Madrid en marzo de 2007) en los platós de Televisión Española.

  De este modo fue como se conocieron Luis Sánhez Polack y José Luis Coll García, quienes decidieron formar un dueto cómico llamado Tipicoll Spain, pero que al final se quedó como Tip y Coll. Bajo este nombre, esta pareja artística empezó una serie de actuaciones en vivo por todo el país que empezó el año 1977 en el hotel Aránzazu de Bilbao, y con un gran éxito entre el público. Tanto, que llegaron a aparecer en varios tebeos del autor Serafín Rojo Caamaño (algunas veces en la compañía del popular personaje de chiste Jaimito), y además, posteriormente fueron contratados para aparecer varias veces en televisión, como en el programa Galas de Sábado en dónde llevaron a cabo sus tronchantes primeros números como Visita al oculista, Perdone que le moleste, y otros muchos. De ahí en adelante, también aparecerían en otros espacios televisivos como Pura Coincidencia (1973), El último café (1970 y 1971), o 625 líneas (entre 1976 y 1979) al mismo tiempo que seguían haciendo actuaciones en directo, recibiendo una muy buena acogida por parte del público a lo largo de las décadas de los sesenta y los setenta (pregunta a tus padres o abuelos). Así, popularizaron varias frases como “Dame la manita Pepe Lui”, “¿Para qué?… ¡Paraguayo!”, o “La semana que viene hablaremos del gobierno” (la cual surgió a raíz de sus problemas con la censura presente en aquella época).

  Pero ojo, que este post se llama “Humoristas que nos hicieron reír en los 80 y 90”. Y es que el hablarte sobre la carrera artística de este dúo de cómicos en décadas anteriores me viene de perlas como excusa para comentarte al respecte del que, sin temor a exageración alguna, se trata de uno de los sktetchs de humor más populares y conocidos en la historia del humor en nuestro país. Me estoy refiriendo a su número cómico “Cómo llenar un vaso de agua”, también conocido como Vasvasuá, el cual fue presentado por primera vez por televisión en TVE1 en la Nochevieja de 1989 y que puedes ver aquí.

  Además de todo esto, José Luis Coll también escribió varios libros como el Eroticoll (1991), El hermano bastardo de Dios (1984), o ¡Firmes! (1983). Además de que ambos siguieron realizando varias colaboraciones televisivas hasta que en la Nochevieja de 1995 aparecieron juntos por última vez en el programa ¡A por uvas! antes de disolver la formación. Sin embargo, su peculiar humor y su caracterización con trajes oscuros y sombrero de copa para Polack y bombín para Coll, se quedó en la memoria de muchos.

¿Conoces a Gregorio Esteban Sánchez Fernández?

  Quizá con su nombre real cueste un poco reconocerlo, pero estoy convencido de que con unas cuantas pistas, enseguida descubrirás quien es el siguiente cómico que vengo a presentarte.

  Este buen señor, natural de Málaga, vino al mundo en mayo de 1932 y fue el segundo de tres hermanos: Francisco y Tomás. Hijo de un electricista y perteneciente a una familia de clase obrera, desde bien pequeño mostró un gran interés por el mundo de las artes escénicas y en especial el cante flamenco, por lo que decidió entrar a formar parte de la compañía infantil Capullitos Malagueños para aprender más sobre la profesión que tanto admiraba y con la que soñaba poder dedicarse algún día.

  Y lo consiguió.

  A tan corta edad solo podía aspirar a colaborar con la compañía en pequeños espectáculos privados para bodas, fiestas patronales, eventos locales, y poco más. Pero poco a poco, y con mucho esmero, fue perfeccionando sus habilidades como cantaor y palmero que le sirvieron para poder desplazarse a otras ciudades y llegar a actuar en teatros como el La Latina en Madrid. Pero sin duda alguna, uno de los acontecimientos más felices en la vida de este hombre llegó cuando entró a trabajar en cierta compañía de artistas itinerantes conocida como el Teatro Chino de Manolita Chen, en dónde conoció al que sería el gran amor de su vida: la bailarina Josefa García Gómez, con la que se casó en 1960, llevando un muy largo y feliz matrimonio

  Sin embargo, no todo fueron vino y rosas. Más bien al contrario, pues vivían en una gran pobreza pese a que ambos trabajaban duramente. Hasta que en 1970, nuestro protagonista fue despedido y aprovechó una gran oportunidad de desarrollar una prometedora carrera en Tokyo . Con la esperanza de poder ganar lo suficiente como para poder comprar su propia casa  en la que vivir junto a su esposa, nuestro protagonista tomó las maletas y para Japón que se marchó, interpretando un espectáculo flamenco en el que participaba vestido como luchador de sumo para hacer reír al público. ¡Y vaya si lo consiguió! Estuvo dos años viviendo en tierras niponas, hasta que finalmente pudo regresar a su tierra para hacer realidad su sueño de formar un hogar.

  Sin embargo, su gran salto a la fama no llegaría hasta 1994, año en que participó en un programa de la cadena televisiva Antena 3 como contador de chistes.

  ¿Ya sabes de quien te estoy escribiendo? ¿Si? ¿No? Bueno, pues allá va una pista que creo va a ser definitiva para los más indecisos.

  ¿De quien dirías que estamos tratando si te comento palabras como fistro, diodenar, pecador de la pradera, ¿te da’h cuen?, torpedo sessuar, y hasta luego Lucas?  

  Si has pensado en Chiquito de la Calzada, sobrenombre que recibió precisamente en Capullitos Malagueños debido a lo joven que era y por residir en la calle Calzada de la Trinidad, has acertado de lleno.

  Su peculiar estilo puede gustar más o menos, lo cual es muy respetable, pero al verdad es que desde su aparición en el programa Genio y Figura, la fama de este peculiar cómico subió como la espuma gracias a su hilarante lenguaje, movimientos, y forma de expresarse, la cual era simplemente única. De echo, fue tal la popularidad que llegó a tener en la España de mediados de los noventa, que se convirtió en un fenómeno de masas tan grande que ríase usted del “Hola, soy Edu”. Todo el país estaba invadido por una descomunal “Chiquitomania” que llevó a lanzar varios productos relacionados con él, como cintas de cassete y VHS, así como unas patatas fritas que la empresa Matutano lanzó con su imagen en la bolsa y en la que venían tazos con su caricatura, además de protagonizar tres películas: Aquí llega Condemor (1996), Brácula (1997), y Papa Piquillo (de temática un tanto más dramática y que se estrenó en 1998). Eso además de tener papeles más secundarios en otras producciones cinematográficas como El oro de Moscú (2003), Torrente 5: Operación Eurovegas (2014), o La venganza de Ira Vamp (2010).

  Incluso te escribiré más al respecto, y es que es tal la repercusión que tuvo este hombre, que a día de hoy sigue habiendo muchas personas que imitan su característica forma de hablar (incluyendo youtubers y menciones en otros medios más contemporáneos), y que en su población natal se ha inaugurado recientemente una estatua en su honor.

  Para que puedas conocerle si nunca antes le has visto, o si simplemente quieres reírte a gusto con su trabajo como cómico, aquí te dejo un link a un vídeo que recopila varias de sus intervenciones en el programa que lo catapultó a la fama. Aunque puedes encontrar otros muchos, de duración variable, en Youtube.

Lo que puede dar de sí un teléfono…

  Si empezamos este viaje al humor tocando el tema de los monologuistas, no se me ocurre mejor manera que terminar con uno de los más grandes. Tanto, que en cierto anuncio de la compañía cárnica Campofrío, varios cómicos muy reconocidos se dirigen a el como “Maestro”, lo cual no me parece exagerado en absoluto.

  Me estoy refiriendo al icónico Miguel Gila.

  No solo fue un cómico sin igual, con un humor costumbrista muy eficaz que sabía llegar muy bien al público, sino que toda su vida esta cargada de vivencias tan duras como sorprendentes que de ningún modo puede dejar a nadie indiferente y que dejan bien patente su personalidad humilde, cercana, así como su filosofía de reírse como modo de afrontar y tratar de superar cualquier cosa que pueda venir por delante. De verdad que si emprendes tu propia documentación al respecto te puedes llegar a emocionar por sus experiencias, porque este profesional del humor fue realmente admirable tanto como cómico como persona.

  Pero me estoy liando.

  Nacido en marzo de 1919 y siendo natural de Madrid en el seno de una familia humilde, desde muy joven realizó varios oficios con tal de salir adelante mientras por la noche estudiaba dibujo lineal en la escuela de artes y oficios, lo cual posteriormente (y sumado a que empezó a dibujar cuando en 1939 coincidió con el poeta Miguel Hernández en la cárcel de Torrijos en Madrid) le valió para ser un valioso colaborador en varias revistas satíricas como Hermano Lobo, Flechas y Pelayos, o La Codorniz. Tras terminar la guerra civil (en la cual luchó y fue una de sus mayores inspiraciones para varios de sus monólogos), de nuevo empezó a realizar diversos trabajos para ganarse la vida hasta que se estrenó como dibujante en la revista Trabajos y días.

  Desde entonces trabajó en el programa Escuche y Sonría de Radio Madrid, además de realizar sus primeros pinitos como monologuista aficionado en varios teatros de la capital. Por lo que entre una cosa y la otra, empezaba a hacerse un nombre en el mundo del espectáculo, hasta que en 1962 se marchó a vivir a Buenos Aires (Argentina). Pasó 23 años en América Latina, en dónde puso en marcha varios proyectos de lo más interesante, como fundar su propia compañía de teatro, realizar pequeñas actuaciones en el programa televisivo Sábados Circulares (presentado por el presentador Nicolás Mancera “Pipo”), y fundar una revista satírica llamada La Gallina junto al dibujante mexicano Eduardo Humberto del Río García “Rius” (quien también participó en otras publicaciones como Marca Diablo, La Garrapata, o Siempre!).

  Sin embargo, Gila realizó pequeños viajes a España durante esta época, llegando a convertirse en la cara de la publicidad de las maquinillas de afeitar Filomatic, popularizando la frase “Dan un gustirrinin…”.

  Sin embargo, por aquello por lo que este señor saltó a la fama, fue por sus célebres monólogos de humor, como el de Cuando nací no me esperaban, Los Turistas, o el más conocido de todos: ¿Está el enemigo?, en dónde ataviado con un uniforme de soldado y hablando por teléfono, no solo logró crear una de las actuaciones de humor más recordadas en España, sino que contribuyó a reflejar los horrores vividos durante su experiencia militar y hacer pensar a más de uno que los conflictos armados deberían quedarse en los chistes para no salir nunca de ellos.

  No obstante, hay otros más monólogos de este famoso cómico que pueden encontrarse muy fácilmente en internet.

  Finalmente, alcanzó tanta popularidad entre el público, que se publicaron varias biografías suyas, aparte de que concedió numerosas entrevistas, y se ha homenajeado su figura en varios formatos, desde el anuncio ya comentado anteriormente hasta ninots en las fallas de Valencia y varios especiales televisivos recordando su trabajo.

  Para más información, puedes visitar la web oficial www.miguelgila.com.

  Bueno, esto solo ha sido un breve resumen de las trayectorias de cada uno de estos artistas que tanto nos hicieron reír en su momento. Parte de su contenido sería bastante controversial en la actualidad y por eso insisto en que es necesario verlos pensando en su contexto, aparte que quizás el tiempo no ha sido igual de amable con el trabajo de todos ellos, pero sin duda nos quedan las carcajadas que nos dimos gracias a ellos y los buenos momentos vividos. Al fin y al cabo, la risa es una poderosa herramienta para el ser humano, es placentera y otorga gran cantidad de beneficios que deben ser tenidos en cuenta, y eso es lo que cuenta al final.

  Por supuesto no he podido entrar en mayor detalle con cada uno de ellos para no alargar el blog, aparte de que hay otros muy talentosos cómicos de los ochenta y noventa que me he dejado en el tintero por la misma razón, como Ángel Garó, Cruz y Raya, el señor Barragán, o Eloy Arenas entre otros. ¿De qué otro cómico te habría gustado que te escribiera en este post? ¿Cuáles de ellos conocías y que impresión te dejaron sus actuaciones? Como siempre, ya sabes que la caja de comentarios está a tu disposición para que expreses tus impresiones al respecto del viaje que acabamos de hacer o me dejes tu opinión. Si veo que el tema gusta, no descarto volver a traerlo al blog en un futuro post.

  Como recomendación de la semana, me encantaría hablarte del trabajo que lleva a cabo un buen amigo de Tallopis-Escribe, el cual fue quien me sugirió que tocara el tema de este post durante una interesante conversación. Me estoy refiriendo a Empepinao86, el cual no solo es uno de los colaboradores del muy recomendable podcast La hora de los Marcianitos, sino que lleva su propio blog dedicado a los videojuegos, el cual es una absoluta maravilla que debes leer sí o sí. De verdad que no tiene desperdicio alguno y le auguro mucho éxito (si estás leyendo esto… ¡muchísimas gracias por la sugerencia chavalote y recibe un fuerte abrazo!).

  A continuación te dejo unos links para que puedas seguir su trabajo.

  Podcast: La hora de los Marcianitos.

  Blog Empepinao86.com

  De nuevo, quiero recordarte que tú eres la otra mitad de este blog, y sin ti no existiría Tallopis-escribe. ¡Gracias por estar ahí!

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 Espero que te guste.

Y ya me despido de ti hasta el próximo domingo 13 de febrero.

 Hasta entonces, te deseo feliz semana. Cuídate mucho y pásalo bien.

  Salud, ánimo, y éxito.