Cine retro: «Una noche en la Ópera» y la historia de los Hermanos Marx.

«Ahora os diré como llegamos al Polo Norte.

En el primer vuelo que emprendimos se nos agotó la gasolina en mitad del océano y tuvimos que volver.

Entonces cargamos doble cantidad.

No nos faltaba ni medio metro para aterrizar, ¿y qué pasó? que de nuevo se nos agotó la gasolina. Y ala, otra vez a casita, que llueve.

La tercera vez llevábamos gasolina hasta en las alas.

Ya estábamos a mitad del camino ¿y qué dirán ustedes que pasó? Se nos olvidó el aeroplano.

Entonces nos sentamos en corro a deliberar.

Al instante se me ocurrió una gran idea.

¡No hacía falta gasolina!

¡No hacía falta aeroplano!

Y así descubrimos el Polo».

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 ¡Bienhallada, oh buena persona lectora que vives en el universo al otro lado de la pantalla!

  ¡Que alegría más grande tener la oportunidad de volver a escribirte después de tanto tiempo y ver que estas ahí! La verdad es que lo echaba de menos… solo espero recordar como se hace y poder entregarme adecuadamente al placer de dedicarte nuevamente un texto relacionado con las aficiones que tanto me apasionan, siendo una de ellas el cine cómico.

    Entre algunos de mis títulos preferidos del género se encuentran algunas producciones que ya he tenido el gusto de presentarte en posts anteriores como <<Aterriza como Puedas>>, <<¿Quién Engañó a Roger Rabbit?>>, <<La Loca Historia de las Galaxias>> o mi queridísima <<El Jovencito Frankenstein>>, pero también he disfrutado de otras que quizás pueda traerte más adelante y entre las que se encuentran <<Top Secret>>, <<Mentiroso Compulsivo>>, <<Señora Doubtfire>>, <<Por mis… pistolas>> con el gran Cantinflas, la película de <<South Park: Más grande, Más Largo y Sin Cortes>>, la hilarante <<Hundreds of Beavers>> (recomendadísima producción estrenada este mismo 2024) o <<Con Faldas y a lo Loco>> entre otras. Sin embargo, unos de mis favoritos de siempre en el mundo del humor han sido los Hermanos Marx, reconocido grupo de cómicos hacía los que siento un especial cariño por todas aquellas veces que vi alguna de sus películas durante mi niñez en la buena compañía de mi abuelo Miquel, quien solía recitarme varias de sus mejores escenas o chistes mientras este que te escribe rompía en carcajadas.

¿Una producción que mezcla los estilos de Monthy Python con el de los Looney Tunes? ¡Sí! Eso existe y es la risión suprema.

  Pero de todas sus apariciones en la gran pantalla, sin duda alguna la que he disfrutado más veces es precisamente la que hoy vengo a presentarte y que da título a este nuevo portal que he preparado expresamente para ti. De modo que sin más preámbulos, y mientras se levanta el telón, te animo a acomodarte, respirar hondo, quitarte los zapatos si es posible para que pongas los pies en alto, servirte una agradable bebida a tu elección que te acompañe a lo largo de la lectura e incluso que vayas a buscar tus lentes para el teatro, pues desde ya te invito a que me acompañes en un viaje a través del tiempo para disfrutar de <<Una Noche en la Ópera>>.

  Por supuesto vale la pena recordar que esta película fue estrenada en el año 1936 y desde entonces muchas cosas han cambiado, por lo que ni la sociedad ni el público son iguales que entonces, por no hablar de lo que es entendido como gracioso o aceptable en una película. Y aunque es muy tentador analizar los tiempos pasados con varas de medir contemporáneas, siempre es recomendable tener en cuenta el contexto del momento a la hora de visitar décadas anteriores.

  Escrito lo escrito, solo me queda darte la bienvenida a un nuevo post de Tallopis-Escribe.

  Espero que lo disfrutes.

El show está a punto de empezar.

Cuatro camas, tres barbas, dos huevos duros y un camarote

  La trama de esta película empieza con Otis B.Driftwood (Groucho Marx), un pícaro sinvergüenza que aborrece la ópera con toda su alma pero no tanto la ingente cantidad de dinero que mueve el casi siempre elitista “bel canto” entre todas las personas de alta alcurnia a quien esta forma de expresión musical suele atraer según el tópico, todas ellas con los bolsillos llenos de dólares contantes y sonantes a los que Otis ansia echar el guante. Tal es el caso de la señora Claypool (Margaret Dumont), una viuda muchimillonaria que cuenta con los servicios de Otis como apoderado de sus negocios y para que la introduzca en sociedad. Con este fin, Otis decide presentar a su… ejem… “protegida” al mismísimo director de la próxima temporada de ópera: el refinado señor Gottlieb (Siegfried “Sig” Ruman), con la esperanza de que ambos hagan buenas migas, el negocio les marche bien y se acuerden de él a la hora de repartir comisiones.

Gottlieb con la señora Claypool y Otis.

  Con tal de caerles en gracia, Otis se compromete a contratar al que se considera el mejor tenor del mundo, ni más ni menos que el famoso Rodolfo Lasparri (Walter King), un sujeto prepotente y ambicioso que no debe tener abuela porque la verdad es que está encantado de conocerse. Aparte de ser un poco mezquino tirando a bastante, hasta el punto de maltratar constantemente a su alegre ayudante Tomasso (Harpo Marx). Para colmo, resulta que Lasparri ni siquiera tiene mucho talento que digamos… de hecho, hay un corista de la compañía que canta mucho mejor que él aunque aún no ha sido descubierto por la gente adecuada. Este no es otro que el galante Ricardo Varoni (Allan Jones), el cual es correspondido en amores por la dulce cantante Rosa (Kitty Carlisle), a quien Lasparri acosa constantemente pese a las múltiples negativas de la joven.

Ups… parece que a Lasparri no le ha hecho mucha gracia la última travesura de Tomasso. ¡Relájate hombre, que te va a dar un paralís!
Rosa con Ricardo. Ay… el amor locuelo.

  En este momento aparece en escena Florentino, o Fiorello en su versión original (Chico Marx), un viejo amigo de Tomasso y Ricardo que, pese a ser su único fin en la vida el llenar la tripa, se ofrece a este último para ser su agente mientras le promete que hará todo lo posible por ayudarle a obtener el reconocimiento que merece.

Florentino, Otis y «la parte contratante de la primera parte».

  Sin embargo, Gottlieb se las arregla para embarcar a Rosa y Lasparri rumbo a Nueva York con la intención de darlos a conocer en Estados Unidos… y de paso apropiarse del dinero de la viuda Claypool antes de que lo haga Otis. De este modo, y con la ayuda de Otis, tanto Ricardo como Tomasso y Fiorello se cuelan de polizones en el barco rumbo al nuevo continente con la intención de unir a los dos amantes, hacer despegar la carrera de Ricardo, conseguir algo de comer y demostrar que Lasparri no vale un duro. Para lo cual están dispuestos a cualquier plan por disparatado que sea, aunque ello implique sabotear la nueva temporada de ópera si es preciso, provocando tal cantidad de desternillantes enredos que el público asistente a la función no vaya a olvidar jamás.

  Y hasta aquí llega la trama de esta película.

  ¿Lograrán Ricardo y Rosa tener un final feliz en el que hincharse a comer perdices como si no hubiera un mañana? ¿Recibirá su merecido Lasparri? ¿Le servirá de algo a Gottlieb el contar con la ayuda del despistado jefe de seguridad Henderson (Robert Emmet O’Connor)? ¿Qué increíbles peripecias vivirán durante el viaje a Nueva York? ¿Cuál es la parte contratante de la primera parte y qué tienen que ver unos aviadores barbudos en semejante lío? Si nunca has visto esta producción, pero quieres saber la respuesta a estas y otras tantas preguntas, ya sabes lo que te toca: ponerte manos a la obra y ver <<Una Noche en la Ópera>>, porque desde luego yo no te lo voy a contar.

La famosa escena del camarote abarrotado. ¡Apretarsus un poco que vienen siete más!

  En caso de que así lo decidas, ya puedo avanzarte que nunca has visto una representación de la obra <<Il Trovatore>>, del compositor Guiseppe Verdi, tan tronchante y memorable como la que aparece en esta película. O por lo menos estoy casi seguro de que no hay otra función de ópera en que repartan bocadillos de jamón entre el público a grito pelado.

¿Los hermanos quien?

  Producida por el respetable Irvin Thalberg, (con cintas a sus espaldas como el clásico <<Ben-Hur>> de 1925, <<Mata Hari>> de 1931 o la controversial <<Freaks>> de 1932), <<Una Noche en la Ópera>> fue escrita por dos talentosos guionistas de la época como fueron Morrie Ryskind y George S.Kaufman en base a una idea original propuesta por el no menos importante escritor de Hollywood James Kevin McGuinnes (el cual también participó en alguna película clásica de Tarzán con el legendario actor y nadador olímpico Johnny Weissmüller). Por otra parte, fue dirigida por Sam Wood, quien también sería el director de otra conocida producción de los hermanos Marx, <<Un Día en las Carreras>> de 1937 (entre otras muchas cintas de distintos géneros), la cual es tenida como una de sus mejores películas de los Hermanos, junto a esta que nos ocupa, la cual está bien provista de todos los elementos que caracterizan a este grupo de cómicos en su recorrido por la gran pantalla: humor absurdo de gran calibre, réplicas ácidas, disparatados “diálogos de besugos”, sketchs visuales hilarantes, una siempre presente crítica a la sociedad de aquellos tiempos y un par de números musicales de corte mas serio pero muy bien elaborados, siendo en este caso las canciones de “Alone” o “Cosi Cosa”, también escritos por los mencionados Kaufman, Ryskind y McGuinnes.

La película contó con varias portadas, sin contar otras distintas que hicieron algunos países como Italia o Alemania.

   Buena parte del contundente triunfo de esta sexta película de los Marx se debe también a la gran labor que lleva a cabo el resto del elenco principal que participa en la misma, incluyendo a la actriz y cantante profesional Kitty Carlisle (tremenda potencia y calidad de voz tenía la moza), además de otros que con el tiempo terminando siendo habituales en las producciones protagonizadas por este conocido grupo cómico, entre los que destacan reputados actores y actrices del momento con muchos films en su haber como Margaret Dumont, quien solía hacer el papel de señora rica y pomposa hasta en siete de sus películas (no en vano Groucho solía decir que ella era como el “quinto hermano”); el actor de origen germano Siegrid “Sig” Ruman en el papel de villano (quien aparece en otros títulos de los Marx como <<Un Día en las Carreras>> de 1937 o <<Una Noche en Casablanca>> de 1946); y el actor galés Allan Jones, que aparte de mantenerse fiel a su rol romántico también participó en <<Un Día en las Carreras>>, contribuyendo todos ellos a hacer de <<Una Noche en la Ópera>> la gran película clásica de humor que hoy conocemos… que si bien ha envejecido regular y probablemente sea difícil de apreciar por las nuevas generaciones, sigue contando con escenas míticas que funcionan a la perfección.

Margaret Dumont con Groucho Marx. Contrariamente a lo que suele creerse, nunca estuvieron casados en la vida real.

 De hecho, es tal su repercusión que, con un presupuesto inicial de 1’057 millones de dólares (la más cara película de Groucho y compañía hasta el momento de su estreno), logró una recaudación aproximada de 1’815 millones solo en Estados Unidos… lo cual a mediados de los años treinta, y con la crisis ocasionada por el crack de la bolsa de 1929 aún dando coletazos, es una pasta larga que la llevó a considerar esta producción como un rotundo taquillazo que aumentaría aún más la ya notable popularidad de los Marx aparte de ser incluida en la lista de “Las 100 mejores comedias de todos los tiempos” por el American Film Institute. Eso por no contar el impacto que sigue teniendo en tiempos más cercanos, pues la banda de pop española Danza Invisible usó varias secuencias de la película para el videoclip de su tema “Sabor de Amor” (1987), amén de que la prestigiosa banda inglesa Queen decidió llamar <<A Night at the Opera>> (1975) a su cuarto album de estudio a modo de homenaje hacía este film.

Importante disco de Freddie Mercury y compañía que incluye canciones como su conocido <<Bohemian Rapsody>> además de <<You’re my Best Friend>> o <<God Save the Queen>> entre otros.

  Sin embargo no todo fue coser y cantar, pues tras las cámaras a veces el ambiente estaba algo tenso, especialmente entre Groucho y el director Sam Wood, quien al ver que el actor no era capaz de pronunciar una línea del diálogo de la forma que él quería durante el rodaje de una escena en concreto, dijo con exasperación “Supongo que no se puede hacer a un actor con barro//I guess you just can’t make an actor out of clay” (supuestamente refiriéndose a los humildes orígenes de Groucho tanto personales como profesionales), a lo que el actor le respondió inmediatamente con un cortante “Ni a un director con Madera//Nor a director out of Wood” usando su apellido como replica. Aparte de que entonces los medios cinematográficos no eran los mismos que los actuales y no debió ser nada fácil llevar a cabo escenas como la del camarote, o coordinar a tantos extras y bailarines para el número musical de <<Cosi Cosa>>. Eso por no olvidar la necesidad de reescribir varias veces el guion porque nunca gustaba a todos por algún motivo y que Harpo terminó con varios moratones al querer llevar a cabo las acrobacias del tercio final de la película por su cuenta y prescindiendo de sus dobles de acción, en contra de lo sugerido por el productor Irving Thalberg (p’haberse matao oiga).

  Y aún con todo esto, <<Una Noche en la Ópera>>, estrenada en Long Beach (California) y San Diego en dos noches consecutivas, acabó saliendo a las mil maravillas.

  Pero llegados a este punto cabe preguntarse, ¿quienes fueron los Hermanos Marx?

  Para empezar, cabe decir que el suyo no era un nombre artístico puesto ahí porque patata, pues en verdad resultaban ser hermanos de apellido Marx en la vida real. De origen judío y establecidos en Nueva York, eran hijos de Simón “Samuel” Marx (nacido como Marrix alrededor del 1860 y fallecido en 1933), un inmigrante alemán nacido en Alsacia cuando dicha población aún era parte de Francia y sería anexada posteriormente al Imperio Alemán tras la Guerra Franco-Prusiana en 1871, con lo que Samuel pasó de ser ciudadano francés a ciudadano alemán. Orgulloso de su pasado galo, fue conocido toda su vida como Frenchy (mira por donde… como el personaje de la actual serie y cómic <<The Boys>>), además de tener fama de ser un sastre francamente pésimo. Mientras que la madre era Miene “Minnie” Schoenberg (1864-1929), que emigró a Estados Unidos desde la población alemana de Donum junto a sus padres y hermanos, además de participar activamente en la vida profesional de sus hijos en el mundo de los escenarios como veremos más adelante.

¡Ojo al pedazo de foto! Que muy posiblemente sea la única imagen existente en la actualidad en que aparecen los Hermanos Marx con sus padres Samuel y Minnie.

  Sin más, permíteme que te presente (¡por fin!) a los Hermanos Marx en orden del mayor al menor:

  –Manfred (17 de diciembre de 1885-17 de julio de 1886): Durante mucho tiempo, varios estudiosos de los Marx e incluso descendientes directos pensaron que la existencia de Manfred se trataba de un mito o un simple rumor, ya que nadie en la familia solía hablar mucho de este primer hijo de Samuel y Minnie hasta que mucho más tarde se encontró un certificado de defunción al respecto. Una vez más tengo que sumergirme en el pantanoso terreno de las suposiciones para teorizar que casos como este, de muerte infantil a tan cortísima edad, eran tristemente frecuentes en aquellos tiempos difíciles y que los padres Marx no hablaban mucho de ello por lo afligidos que estaban por la pérdida de su primer hijo, fallecido debido a una enterocolitis fatal (aunque en un principio se dedujo que podría haber sido a causa de la tuberculosis).

Presunto certificado de defunción a nombre de Manfred Marx.

  –Chico (22 de marzo de 1887-11 de octubre de 1961): De nombre real Leonard, el mayor de los hermanos era un apasionado jugador de cartas (principalmente pinacle y póker) el cual solía interpretar el papel de pícaro vividor que, ataviado con un traje barato y un característico sombrero puntiagudo, buscaba el modo de sobrevivir haciendo cualquier trabajo que se le pusiera por delante aunque no fuera honrado, o aceptando cualquier sueldo por mísero que fuera, sirviendo al mismo tiempo para concienciar al respecto de las penurias que pasaba el país en aquellos tiempos. También solía ser Chico quien daba pie a Groucho en sus delirantes diálogos deliciosamente disparatados, para lo cual imitaba el acento italiano de forma muy peculiar aunque no tuviera ni idea de como hablar dicho idioma.

  Esto último llevó a una curiosa anécdota, y es que a Groucho le preguntaron en varias ocasiones “¿Cómo es posible que Chico sea italiano si tú eres judío?”. Al principio, el bigotudo de los Marx solía responder educadamente que el acento de dicho país era parte del personaje de su hermano y por tanto una ficción, hasta que le hicieron tantas veces la preguntita de marras que terminó por responder “No lo sé, pregunta a mis padres” cada vez que alguien le venía con lo mismo.

  Aparte de lo dicho, Leonard/Chico era un virtuoso pianista que demostró su habilidad tocando dicho instrumento varias veces en las películas. Sin embargo no fue tarea fácil, pues su madre Minnie prácticamente tenía que obligarle a que practicara ni que fuera media hora al día… eso cuando pasaba por casa, pues Chico (cuyo nombre artístico viene de como solía andar tras las chicas, o “chics” en inglés coloquial) apenas se dejaba caer por casa, ya que pasaba gran parte del tiempo en salas de billar de Harlem, en muchas de las cuales terminó trabajando como portero durante su juventud para aportar algo de dinero al hogar familiar, además de ejercer como socorrista (salvándose por muy poco de morir ahogado) y empaquetador para una empresa mayorista de papel.

Chico al piano.

  –Groucho (2 de octubre de 1890-19 de agosto de 1977): Venido al mundo como Julius Henry (en homenaje a dos de sus tíos que también se dedicaban al espectáculo como ventrílocuo y cantante respectivamente), sorprende saber que tras un personaje tan hilarante gracias a sus andares tan peculiares, gafas de metal y su eterno puro, pero que sobre todo sobresalía por sus respuestas rápidas a la par que cáusticas, se encontraba un hombre que en su infancia aspiraba a ser médico y de carácter propenso a no confiar demasiado en sí mismo. De hecho, Groucho no creía que fuera lo suficientemente bueno como para llegar a actuar en Broadway y ya no hablemos del cine. Así mismo, tampoco tenía mucha fe en que pudiera destacar como escritor, actividad que le apasionaba e incluso hacía sentirle realizado más que cualquier otra cosa, pero ante la cual siempre se comparaba a la baja con los grandes talentos de su tiempo.

  Aún así, Julius Henry publicó varias columnas de opinión y artículos para no pocos medios impresos además de escribir varios libros entre los que se encuentran el recopilatorio de cuentos para adultos <<Memorias de un Amante Sarnoso>> (B.Geis Associates 1963), <<Muchos Retornos Felices: Guía no Oficial para sus Problemas de Impuestos sobre la Renta>> (Simon & Schuster 1942), <<Camas>> (Farrar & Rinehart 1930), o su autobiografía <<Groucho y Yo>> (B.Geis Associates 1959).

Este libro no tiene desperdicio.

  Eso por no quitar que además era un experimentado cantante, como demostró en varias de sus películas, además de saber tocar la guitarra que daba gusto.

  Pero sobretodo, lo que hacía de Julius Henry/Groucho uno de los cómicos más influyentes de todos los tiempos (aunque él asegurara en varias ocasiones que no se consideraba para nada gracioso), era su gran capacidad de improvisación y el estar dotado con una mente ágil para la réplica mordaz, lo cual lo llevó a protagonizar muchas anécdotas disparatadas fuera de los escenarios, como aquella vez en que le invitaron a formar parte de un prestigioso club teatral con en el que Groucho se las prometía muy felices ante la idea de fumar sus icónicos puros y acompañarlos con una ocasional copita de coñac mientras debatía alegremente sobre teatro y literatura con los demás miembros… solo para terminar encontrándose un ambiente de lo más caótico: timbas de cartas (para colmo haciendo trampas con suma torpeza), y que prácticamente todos los integrantes de dicho club no tenían más conversación que alardear de sus amantes, eso cuando no ponían a parir de forma muy chabacana a los miembros que no se encontraban ahí e incluso tratar de humillar a Groucho en público pensando que así “ganarían puntos” frente a los demás, todo lo cual dio origen a su célebre frase “no quiero formar parte de ningún club que me acepte como miembro” en forma de una carta de renuncia que envió al día siguiente de su primera y última asistencia al lugar.

No pocas veces se ha oído que en la lápida de Groucho está la frase «Perdone que no me levante» a modo de epitafio humorístico, pero como puedes ver, esto no es del todo cierto (nicho del Eden Memorial Park en Los Ángeles).

  Hablando de Groucho, ¿Cómo iba a dejarme en el tintero una de sus características más destacadas?: el enorme bigote pintado con el que siempre se le relaciona. Lo curioso es que en sus inicios, antes de dar el salto al cine, Groucho solía pegarse un bigote falso en el labio que resultaba práctico de poner pero incómodo (e incluso doloroso) de quitar. Sin embargo, durante una de sus actuaciones en el teatro de la Quinta Avenida para el mundo del vaudeville, los Hermanos se entretuvieron en el restaurante donde fueron a comer, por lo que al volver al local se encontraron que ya estaba sonando la pieza musical que daba pie a su número, así que debieron prepararse para salir a escena deprisa y corriendo. Sin tiempo, ni ganas, de colocarse el farragoso bigote de pega, Groucho optó por pintarse uno con maquillaje, lo cual al público no pareció importarle mientras seguía riéndose a gusto con su actuación, ocasionando que el actor no volviera a ponerse aquel incómodo postizo nunca más.

  Y eso por contar solo unas pocas, pues podría dedicar un post entero solo a este tema de tantas que hay. Incluyendo la vez que los hermanos Warner (sí, sí, los de la productora Warner Bros, esos mismos) trataron de demandar a los Marx por el uso del nombre Casablanca cuando estaban rodando <<Una Noche en Casablanca>> (1946) argumentando que no tenían derecho a usar este título, pues los Warner ya habían producido el film <<Casablanca>> cuatro años antes. La respuesta de Groucho, en forma de una serie de disparatadas cartas son para mondarse, razonando a su vez que los Warner no podían reclamarles nada por carecer de los derechos tanto sobre el nombre de la ciudad africana como del apelativo de “hermanos”, (pues antes que ellos ya hubo muchos otros hermanos en la historia) o que con su amenaza judicial dejaban demostraban creer al público incapaz de distinguir a la actriz Ingmar Bergman de Harpo, entre otras lindezas. Dichas misivas son demasiado extensas para añadirlas aquí pero son de un ingenio tronchante que vale mucho la pena leer, aparte de servirles a los Marx para librarse de la demanda.

Disney haciendo un guiño a Groucho a través del personaje de Genio. La imagen superior corresponde a <<Aladdin y el Rey de los Ladrones>> y la inferior a la primera película de <<Aladdin>>.

  ¿Pero de donde sale el nombre artístico de Groucho? Algunos argumentan que es debido al grouch, la pequeña bolsita de gamuza que muchos artistas llevaban colgando del cuello para guardar su sueldo y evitar que otros compañeros se lo robaran (de nuevo se evidencian que eran tiempos difíciles en que imperaba el “salvese quien pueda”), e incluso los hay quienes aseguran que puede deberse a un personaje de la tira cómica <<Sherlocko The Monk>> creada por el dibujante Gus Mager. Pero lo cierto es que proviene del vocablo inglés grouchy para referirse a personas un tanto ariscas que suelen murmurar todo el rato de mal humor (recuerda a Óscar el Gruñón//Oscar the Grouch de Barrio Sésamo por ejemplo), costumbre que solía tener Julius Henry y que le valió el que le endilgaran esta característica a modo de mote profesional.  

  Casi al final, tres años antes de fallecer, Groucho recibió un merecido Óscar Honorífico en reconocimiento a toda su carrera profesional.

Groucho a punto de dejar caer alguna de las suyas.

  -Harpo (23 de noviembre de de 1888-28 de setiembre de 1964): En la gran pantalla recordamos a Harpo por ser un personaje sumamente caótico y disparatado, puede que incluso un tanto anárquico o salvaje, pero siempre desternillante pese no decir ni una palabra y limitando los sonidos a silbidos o los bocinazos de su inseparable claxón, aunque en realidad no era mudo ni mucho menos. De hecho, se avergonzaba de su voz y solía aprovechar su silencio intencionado para dar pie a múltiples gags basados en muecas y la pantomima más delirante. Eso aparte de ser un auténtico genio musical autodidacta que sabía tocar una gran variedad de instrumentos con mucho talento, incluyendo el piano, la flauta, flautín, oboe, trombón… y por supuesto el arpa, con la cual era un auténtico maestro que siempre ofrecía una demostración en cada película, con tanto acierto que terminó por convertirse en una de sus señas de identidad junto a su peluca rizada, enorme gabardina llena de remiendos y sombrero de copa destartalado. Tanto es así, que este instrumento fue la inspiración para su “nombre de guerra”.

  Sin embargo, Harpo (que vino al mundo como Adolph aunque posteriormente se lo cambiara legalmente por Arthur para evitar problemas con el sentimiento antigermánico surgido en Estados Unidos tras la Primera Guerra Mundial), tenía fama de ser una persona de lo más sensata, cordial, comprensiva, amable, honesta y moderada por todos aquellos que lo conocían fuera de las cámaras, e incluso tuvo muchas inquietudes intelectuales. Lo cual es de suponer que le llevó a lanzar al mercado su autobiografía <<¡Harpo Habla!>> (¿Limelight Editions? 1961) junto al escritor Rowland Barber.

  Nada mal para este buen señor amante de los animales que, en sus años mozos, contribuía a la economía familiar trabajando como repartidor en una carnicería, de botones en un hotel y como paseador de perros mientras su mente se ocupaba en la admiración que sentía por compositores como Mozart o Bach.

Harpo haciendo gala de su arte musical.

  Y hasta aquí los Hermanos Marx. O al menos sus tres integrantes más conocidos. Tanto, que no son pocas las veces que incluso a día de hoy se les sigue referenciando en numerosos medios, como por ejemplo todas aquellas ocasiones en que se les ha podido ver en la serie Los Simpsons (demasiadas para citarlas aquí pero te dejo un link con un listado de todas ellas), o que el dibujante español Enrique Ventura y el guionista Miguel Ángel Nieto crearan el cómic <<Grouñidos en el Desierto>> de aparición frecuente en la revista <<El Jueves>> durante muchos años, basando al personaje principal del mismo en Julius Henry Marx y su caracterización como Groucho.

Un maestro del humor homenajeando a otros tres. Viñeta del cómic <<Silencio, se Rueda>> (colección Olé número 128) del gran Francisco Ibáñez.

  Sin embargo, no sería justo hablar de este grupo cómico sin hacer mención a dos integrantes más de esta singular familia y que también tuvieron sus pinitos en el mundo del espectáculo junto a sus hermanos mayores.

  Gummo (23 de ocutbre de 1892-21 de abril de 1977): De nombre real Milton, el cuarto de los Marx actuó con sus hermanos en varias ocasiones… aunque eso fuera antes de que dieran el salto a Broadway, por lo que acabó siendo poco conocido. De hecho, fue un componente activo durante la época en que aún se dedicaban al teatro de variedades, interpretando en varias ocasiones el papel de un detective ataviado con los típicos zapatos con suela de goma que solían llevar los que ejercían esta profesión en aquella época (siendo esta la razón de su nombre artístico) además de cantar o hacer ocasionalmente de galán. Pero terminó abandonando el grupo al no encontrar satisfacción en el mundo del espectáculo. Sea como sea, tras servir en la Primera Guerra Mundial y regresar a Estados Unidos, llevó a cabo varios negocios propios (incluyendo la invención de un modelo de caja para lavandería) hasta que terminó siendo el representante de varios de sus hermanos. Puede que el mundo artístico no fuera muy de su agrado, pero desde luego tenía buen ojo y supo guiar a los demás a través de varios proyectos tras su trayectoria en la gran pantalla aunque no compartiera su fama ni reconocimiento.

  Antes de pasar al siguiente, cabe aclarar que si bien se considera que Milton vino a este mundo en 1892 (así figuraba en el censo de población de 1900), tanto en su certificado de defunción como en su lápida se establece que nació en 1893… por lo que el verdadero año en que este señor llegó a nuestro universo sigue siendo tema de debate.

Gummo Marx, empresario, agente y cantante.

  Zeppo (25 de febrero de 1901-30 de noviembre de 1979): Por último, pero no por ello menos importante, os presento a Herbert. Curiosamente, nunca destacó entre el público por su sentido del humor debido a que esencialmente solía interpretar el papel de joven enamorado en las cinco primeras películas de los Hermanos, además de cantar en diversos números musicales en dichas producciones e incluso se rumorea que actuó en la desaparecida cinta <<A Kiss in the Dark>> de Adolphe Menjou. Sin embargo, ya en la época Broadway de los Marx (sustituyendo a Gummo cuando se marchó al frente), y siempre entre bastidores, solía ser un personaje de lo más divertido que siempre hacía reír a sus compañeros de reparto con sus chistes y ocurrencias aunque nunca tuvo oportunidad de explotar esta cualidad en ninguno de sus papeles (varios de sus hermanos mayores llegaron a decir que era el más gracioso de todos ellos… ¡increíble!). Eso no por no olvidar que, pese a meterse en peleas constantemente y tener fama de gamberro cuando era niño, de adulto resultó ser todo un genio de la mecánica al que le gustaba pasar horas reparando automóviles u ocupándose de su mantenimiento.

Tras abandonar la actuación, se convirtió en un destacado ingeniero que llegó a desarrollar varias patentes de invención propia que incluían un monitor cardíaco de pulsera, una almohadilla para el suministro de vapor y distribución del calor, o unas abrazaderas de transporte cuya idea terminó vendiendo a la empresa Marman Products, actividad esta la de inventor que combinaba con su trabajo de comercial para una empresa pesquera.

  No obstante, ¿cómo surgió lo de Zeppo? Pues al contrario que al resto de los hermanos, en que está muy claro de dónde provenía su nombre artístico, lo cierto es que no se sabe a ciencia cierta como surgió el que le llamaran así y hay varias hipótesis al respecto. Hay quien dice que Groucho fue quien lo “bautizó” con ello por nacer al poco de popularizarse los zeppelines (aunque las fechas no coincidan demasiado), otros que es en homenaje a una celebridad de la época conocida como Mr.Zippo con la que guardaba cierto parecido físico, y otros que era un nombre burlón con que le llamaban sus hermanos mayores tras un show en que trabajaron con un chimpancé que precisamente se llamaba Zeppo. ¿Cuál es la versión verdadera?… ah, pues vaya usted a saber. Aunque si alguno de vosotros tiene alguna pista sobre el tema, agradecería mucho que arrojarais un poco de luz al respecto en la Caja de Comentarios.

El amigo Zeppo, lo mismo te canta una canción que te cambia las bujías del coche o te inventa algo.

Mama Minnie y la mula que lo empezó todo

  Bueno, pues estos eran la totalidad de los Hermanos Marx.

  ¿Pero como es posible que estos cinco chavalotes del barrio neoyorquino de Yorkville pasaran de ser unos “inocentes infantes” de rodillas peladas a convertirse en parte directa o indirecta del trío cómico más famoso de todos los tiempos?

De izquierda a derecha: Arthur, Herbert, Leonard, Julius Henry y Milton.

  Pues estimada persona lectora de bien, esta es su historia

  Básicamente todo empezó cuando la madre de los Hermanos llegó a la conclusión de que a sus chavales no se les daba especialmente bien el mundo académico (Chico fue el único de ellos que logró terminar los estudios primarios y se dice que tenía un cerebro privilegiado para las matemáticas). Eso aparte de que no solían durar mucho tiempo en los diversos empleos que llegaron a ejercer, así que se le ocurrió la idea de introducirlos en el show business, mundo del que ya formaban parte otros miembros de la familia como los ya mencionados tíos Henry y Julius, o sus abuelos Lafe y Fanny Schonberg (él también como ventrílocuo y ella como cantante además de tocar el arpa) que vivían en la misma casa.

 Aunque Gummo//Milton fue el primero de los Hermanos en pisar un escenario al colaborar en el número de ventriloquía del tío Julius, eso fue algo muy circunstancial, por lo que podríamos decir que todo empezó con Groucho en la primera mitad de la década de 1900, comenzando su carrera cantando por dos semanas en el espectáculo melódico de <<El Trío Larong>>, para lo cual se disfrazaba de botones dentro y fuera del escenario, llevando una gorra en la que estaba inscrito el nombre de la formación. Lejos de sentirse cohibido por ello, Julius Henry estaba feliz al considerarlo una mejora respecto a la calidad y estado de las ropas que su familia podía permitirse… pero entonces se dio cuenta que el extravagante traje le servía para conseguir una atención que le gustaba.

Había nacido en él la semilla por el mundo del espectáculo.

Minnie.

Otro de los prontos trabajos de Julius Henry, conseguido por su madre al ir de una agencia a otra mientras el padre pasaba a ocuparse de las tareas hogareñas (algo insólito en los años treinta), era cantar canciones explicadas con ilustraciones en varias cervecerías. Posteriormente también trabajó para una cantante que decía llamarse Irene Furbelow, haciendo pequeños números de canto para entretener al público mientras Irene se cambiaba de vestido entre una canción y otra. Esta labor le duró siete semanas, pero le permitió entrar en el Interstate Circuit norteamericano a pesar de que Furbelow le estafó el dinero prometido a Groucho por participar en su actuación, dándole el cambiazo de billetes por recortes de periódico (jope con la Furbelow).

¡Pero que no decaiga el ánimo! Pues aunque Julius Henry era un «actor entre contratos» (que es lo mismo que decir que pillaba cualquier trabajo a cambio de una miseria) mientras Gummo seguía en el colegio, Minnie llegó a la conclusión de que presentar a sus hijos en el mundo del espectáculo uno por uno no era muy práctico y quizás fuera mejor convertirlos en un grupo. De este modo, durante el año 1907, Groucho y Gummo se unieron a la cantante Mabel O’Donnel para formar <<Los Tres Ruiseñores>>”. Para ello, Minnie les compró a sus dos retoños unos trajes baratos de color blanco acompañados de unos sombreros de paja con el que actuar y así consiguieron un contrato para varias semanas aunque sin mucho éxito. Posteriormente, Minnie penso en que Harpo se les uniera (ya que estaba sin trabajo), y pasaran a llamarse <<Los Cuatro Ruiseñores>>, logrando actuar en diferentes ciudades norteamericanas, como Atlantic City, por una cifra de cuarenta dólares a la semana con alojamiento y comida incluidos. Con el tiempo, la misma Minnie, junto a la tía Ana de los muchachos, se les unieron al grupo para formar <<Las Seis Mascotas>>, trayendo espectáculos como <<Fun in Hi Skule>> o <<On the Mezzanine Floor>> por citar algunos.

De izquierda a derecha: Groucho, Chico, Harpo y Gummo en una publicidad para el Palace en 1915.

Y entonces, según cuenta la leyenda… ¡ocurrió la magia! 

Durante un bolo en la Opera House de Nacogdoches, estado de Texas, el espectáculo musical de los Hermanos fue interrumpido de repente por unos fuertes golpes que llegaron desde el exterior del local, a lo que el público salió a mogollón del teatro para ver que ocurría y encontrándose con que una mula desbocada era quien producía tal escándalo. Al volver a sus butacas como si nada, un molesto Groucho empezó a soltar todo tipo de improperios y comentarios sarcásticos a la audiencia para llamarles de todo menos bonito. Lejos de tomárselo a mal, los asistentes empezaron a reírse por los cuatro costados pensando que era parte del show. Imagina a los Hermanos mirándose unos a otros con cara de circunstancia por lo que estaba ocurriendo, justo antes de que se les encendiera la bombilla sobre sus cabezas y llegaran a la conclusión de que sería interesante introducir un componente cómico a sus actuaciones.

  Ellos aún no podían saberlo, pero aquello sería el comienzo de una meteórica carrera que les llevaría al estrellato y consagrarse como unos de los más grandes humoristas que han existido.

De esta manera y para su próximo número, que les pilló en plena adolescencia, a Groucho se le ocurrió ataviarse con una larga peluca rubia y una cesta con salchichas artificiales colgando, fingiendo no darse cuenta de que Gummo y Harpo se las robaban. Espectáculo que combinaron con algunas actuaciones musicales pese a sus cambios de voz propios de la edad, suponiendo que el público se debía partir de risa al verlos vestidos de esta guisa y soltando gallos a cada rato. Pues la cosa resultó ser un éxito y alrededor del año 1910 toda la familia Marx se mudó de Nueva York a Chicago, donde el patriarca Sam trató de seguir trabajando como sastre pese a que el oficio se le daba tan mal como siempre. Así, en julio de 1914, con Chico uniéndose a la formación, y Zeppo sustituyendo a Gummo cuando este se marchó a trincheras, decidieron que empezarían a llamarse <<Los 4 Hermanos Marx>>, al mismo tiempo que fue durante esta época en que, por sugerencia del cómico alemán Al Shean, trabajaron fuertemente en sus respectivos personajes para darles muchas de las características humorísticas con que serían conocidos posteriormente. De este modo, un silencioso Harpo y Chico, con su acento italiano, tocaban el piano mientras que Groucho hacía gala de sus peculiares andares y cantaba junto a Zeppo en su rol de galán… aunque todavía no eran conocidos con estos nombres, sino que se presentaban con los reales: Arthur, Leonard, Julius Henry y Herbert.

 <<Los 4 Hermanos Marx>> siguieron haciéndose un hueco en el mundo del vaudeville durante los 6 años siguientes y convirtiéndose así en uno de los grupos teatrales favoritos de todo el país gracias a números de variedades como <<¡Adelante, Red!>>, <<On the Balcony>> (1921) o <<Home Again>> (1914), siendo estos dos últimos llevados a cabo con la cadena teatral Orpheum, demostrando cada más vez su gran habilidad para la improvisación y la sátira tanto hacía la alta sociedad como la naturaleza humana en general.

Cartel del espectáculo <<Home Again>>.

 Las peripecias de los Marx seguían su curso en los espectáculos de variedades, hasta que un buen día de 1923 a Chico se le metió entre ceja y deja que debían dar el salto a Broadway. Ahí, por la puerta grande y con un par. Cosa que no acababa de convencer ni a Groucho ni Harpo… aparte que un bolo de estas características suponía una inversión mínima que los Hermanos no podían costearse pese a que las cosas les empezaban a ir bastante bien en los teatros (se calcula que algo así podía alcanzar un gasto de 100.000 dólares de la época o más). Sin embargo, Chico lo tenía todo estudiado… más o menos, pues durante una de sus frecuentes partidas de cartas conoció al empresario Herman Brody y su prospero negocio de galletas pretzels, el cual se ofrecía a ser productor del proyecto aportando 25.000 dólares a tocateja, pero con la condición de que los Hermanos se comprometieran a contar con la amante de Brody para su nuevo espectáculo (menudo pájaro estaba hecho el tal Brody).

 Todo muy rocambolesco, desde luego. Pero los Marx terminaron decidiendo que valía la pena probar. De modo que a base de pedir vestuarios y escenarios prestados, además de contratar a bailarines y cantantes inexpertos (es decir: que estuvieran dispuestos a cobrar poco) para abaratar costes al máximo, aceptaron la propuesta del Señor de los Pretzels. Además, nuestros protagonistas contaban con un as en la manga: quince años de chistes de eficacia comprobada durante su época en el vaudeville. Y así fue como nació su primer espectáculo de Broadway: <<Te Diré Qué Es Ella>>, que pese a salirse del presupuesto en su primera función, fue un rotundo éxito durante más de tres años. Y ni que decir que su madre Minnie movió cielo y tierra para poder asistir a la noche del estreno pese a tener una pierna rota, pero el orgullo que sentía esta buena señora al ver lo que estaban logrando sus hijos tras años de miserias y privaciones no puede ser descrito con palabras.

Pósters publicitarios para <<Te Diré Qué es Ella>> (alrededor de 1923). En la imagen superior, además se puede ver a Groucho disfrazado de Napoleón para este espectáculo.

  Pero ojo cuidado que la cosa no paró ahí, pues tras <<Te Diré Qué Es Ella>> estrenaron dos números más para el circuito de Broadway: <<Los Cuatro Cocos>> en 1925 (con música de un compositor que era toda una autoridad del momento: Irving Berling) y <<El Conflicto de los Hermanos Marx>> (1928-1929) en colaboración con el libretista George S.Kaufman, que les ayudó a definir todavía más sus personajes, llegando a actuar por 10 años en teatros de renombre como el ubicado en la calle Walnut de Filadelfia o el United Palace de Nueva York, cosechando un triunfo tras otro.

Anuncio de <<El Conflicto de los Hermanos Marx>>.

Precisamente durante sus tiempos de Broadway ocurrieron varias cosas. Para empezar, que el crítico teatral Alexander Woollcott “bautizó” a los Marx con los nombres artísticos con que hoy los conocemos. Y segundo, que Groucho conoció al célebre actor Charlie Chaplin, con quien entabló una gran amistad (en palabras de Groucho, «es el actor cómico más grande que el cine o cualquier otro medio artístico haya producido jamás«). De hecho, fue precisamente a partir del éxito que obtuvo Chaplin que muchos productores de cine dedujeron que era un buen negocio buscar a futuras estrellas cómicas para la gran pantalla en el panorama de Broadway… como los Hermanos Marx, que recientemente habían llegado a la conclusión de que podían triunfar por si mismos sin necesidad de medios externos (como bailarines o cantantes) después de que su cantante principal les fallara en una actuación en la que improvisaron un número cómico para sustituir la actuación de dicho cantante y que entusiasmó al público.

Alexander Wollcoott.
Charlie Chaplin. Otra bestia parda en el arte de hacer reír.

Pero nada dura para siempre, y con la llegada del cine sonoro no hacía falta ser adivino para vaticinar que los espectáculos de variedades llegaban a su fin. De modo que en cuanto a los Hermanos se les presentó la ocasión de dar el salto al celuloide no se lo pensaron dos veces y firmaron el contrato que les ofrecía Paramount Pictures por cinco películas y 1.500.000 dólares (una cifra brutal, exagerada, GIGANTESCA para los estándares del momento). Era el año 1927 y los Marx pasaron a ser de las estrellas más cotizadas del medio.

Así, en 1929  y 1930 respectivamente, se estrenaron los filmes <<Los Cuatro Cocos>> y <<El conflicto de los Hermanos Marx>>, basadas enteramente en sus trabajos anteriores de Broadway, tras lo cual se mudaron a Los Ángeles para rodar <<Pistoleros de Agua Dulce>> (1931), su primera película con trama original, a la que le seguirían <<Plumas de Caballo>> (1932), parodiando al sistema universitario y la ley seca o ley de Volstead, y <<Sopa de Ganso>> (1933), la cual se considera uno de sus mejores trabajos cinematográficos y fue posteriormente alabada por el instituto norteamericano de cine. Pese a todo lo dicho, lo cierto es que Groucho tuvo muchas desavenencias con los productores debido a la costumbre que tenía el actor de hacer lo que hoy en día llamaríamos «romper la cuarta pared» en todas sus películas (lo cual ya hacía en sus etapas anteriores al dirigirse directamente al público). Curiosamente, algo que hoy en día es ampliamente aplaudido por la audiencia y de lo que Groucho fue un pionero dentro del cine, fue motivo de que dichos productores le recriminaran su comportamiento varias veces.

Al final, en base a esto y supongo que muchas otras diferencias creativas que nunca sabremos, tras el estreno de <<Sopa de Ganso>> los Marx no recibieron ninguna oferta por parte de Paramount Pictures para renovar su contrato y se marcharon con viento fresco en busca de pastos más verdes… salvo Zeppo, que decidió que ya había tenido suficiente del mundo del espectáculo para toda la vida y desde entonces ocupó el cargo de agente de sus hermanos.

Pero una vez más, gracias a las partidas de cartas en las que solía participar Chico, llegó la nueva etapa de los Marx, pues así fue como conoció al productor Irving Thalberg de la Metro Goldwyn Mayer, quien estaba muy interesado en fichar a los entonces tres hermanos Marx en activo (Groucho, Chico y Harpo). De hecho, Thalberg tenía una idea en mente y les propuso con mucho entusiasmo que rodaran con él “una película realmente divertida”. De entrada, nuestros protagonistas no recibieron estas palabras con mucha alegría que digamos. “¿Es que <<Los Cuatro Cocos>>, <<El Conflicto de los Hermanos Marx>>, <<Plumas de Caballo>> y <<Sopa de Ganso>> no eran divertidas?”, protestaron.

Así, en letras bien grandes. Que se vea bien el nombre.

Rápido de reflejos y diplomático como él solo, Thalberg (que era mucho Thalberg) estuvo de acuerdo con que en efecto lo eran… ¡pero! esencialmente argumentó que no tenían una trama que tomarse en serio y que él pretendía cambiar esto, e incluso les aseguró que una película con las mejoras que proponía incluir podían doblar perfectamente la recaudación obtenida con <<Sopa de Ganso>>. Poniendo como única condición a la propuesta del productor que los guionistas de esta “nueva película tan divertida” fueran Morrie Ryskind y George S.Kaufman (con quienes ya habían trabajado anteriormente) firmaron el contrato y efectivamente se cumplió la profecía de Thalberg, pues la nueva película <<Una Noche en la Ópera>> (1936) dobló la recaudación que obtuvo <<Sopa de Ganso>>.

Y así llegó <<Una Noche en la Ópera>>.

Dos años mas tarde llevarían a cabo <<Un Día en las Carreras>>, también dirigida por Sam Wood.  Y tras una breve experiencia con los estudios R.K.O. para rodar <<El Hotel de los Líos>> (1938), volverían a la Metro Goldwyn Mayer para hacer <<Una Tarde en el  Circo>> (1939), <<Los Hermanos Marx en el Oeste>> de 1940 (“¡Máaaas maderaaaa!”) y <<Tienda de Locos>> (1941), tras lo cual anunciaron que se retiraban.

Sin embargo, aún harían dos películas más: <<Una Noche en Casablanca>> (1946) y <<Amor en Conserva>> (1949), ambas producidas por los estudios United Artists.

Aparte de esto, también participarían en el film <<Historia de la Humanidad>> (1957), que no tuvo mucho éxito que digamos y siendo esta, ahora sí, su despedida del mundo del cine como formación, pues tras esta última película cada uno fue por su lado.

De este modo, Chico actuaría ocasionalmente en casinos y locales nocturnos, al igual que Harpo, quien también haría un brevísimo cameo en la cinta <<Tres Días de Amor y Fe>> de 1943. Por su parte, Groucho apareció en un film para televisión llamado <<The Mikado>> (1960) y otra producción titulada <<Skidoo>> de 1968.

Fotograma perteneciente a <<Tres Días de Amor y Fe>> con la breve aparición de Harpo.
Groucho en <<Skidoo>.

 Pero su historia no termina aquí.

Groucho y Chico participaron en un programa de radio con los personajes de Flywheel, Shyster y Flywheel, pertenecientes a una ficticia firma de abogados involucrados en el escándalo (acontecido realmente) de la Standard Oil de Nueva Jersey. Pero más tarde, en 1947, Groucho recibió la oferta de participar en un programa distinto, llegando a trabajar ocasionalmente con el célebre cómico Bob Hope en hilarantes trabajos de improvisación con los que ambos se ponían de acuerdo para ignorar el guion.

  Además, Groucho tuvo un importante repunte de popularidad cuando más tarde empezó a ejercer como presentador en el show para radio <<Apueste su Vida>>. Programa cuya parte de concurso no era más que un pie para que Groucho entrevistara a personas con experiencias interesantes y curiosas, todo ello con un fuerte componente de improvisación. Tras un año en antena, quedó claro que el programa era todo un pelotazo y pasó a formato televisivo en 1948 de la mano de John Guedel y con Groucho como productor, ganando por ello el premio Peabody.

  Uno de los momentos más sonados del programa (que con el desfile de sujetos tan chocantes que participaron en el mismo es mucho decir), fue la vez que la señora Story acudió al mismo, embarazada y con sus 23 hijos. La señora afirmó que esto era debido a que amaba mucho a su marido, a lo que Groucho respondió que “yo también amo mi cigarro pero aún así me lo saco de la boca alguna vez” (ya te puedes imaginar lo que causó semejante respuesta entre el público).

«The Groucho Club» en la Dean Street de Londres.

  El programa «Apueste su vida» se estuvo emitiendo durante doce años, entre su etapa de radio y televisión, durante el cual se entrevistó a cerca de 2500 personas de toda índole. El cómico escribiría en sus memorias que este fue un periodo sumamente grato y satisfactorio para él.

  De hecho, fue tal la buena acogida del programa, que no solo le sirvió a Groucho para hacerse sumamente popular incluso entre las nuevas generaciones que no conocían sus películas, sino que en cierta ocasión una señora le paró por la calle para decirle, textualmente «No se muera, se lo suplico. Siga viviendo siempre«.

Tras escribirte todo esto, y viendo como Groucho, Chico y Harpo se convirtieron en celebridades de popularidad prácticamente inmortal, creo que de algún modo el deseo de esta señora se cumplió.

Caballeros, miles de gracias por las risas.

¡Y hasta aquí llega este post!

¿Pero que opinas tú al respecto del viaje que acabamos de realizar? ¿Conocías alguna de sus películas? ¿Cuál es tu escena favorita de este singular grupo de humoristas si es que tienes alguna? ¿Hay algún dato que crees se me ha escapado y debería haber añadido? Como siempre, ya sabes que la Caja de Comentarios está a tu entera disposición para todo aquello que quieras compartir y que me encanta leerte.

Como Recomendación de la Semana, quería hablaros nuevamente acerca de una de estas iniciativas solidarias que tanto me gustan, y que vienen a señalar que el frikismo no es incompatible (ni mucho menos) con realizar buenas obras que benefician a quienes más lo necesitan. Me estoy refiriendo a VIDEOJUEGOSPORALIMENTOS.ORGuna asociación sin ánimo de lucro que cambia videojuegos y periféricos a cambio de alimentos no perecederos para repartir entre las familias en riesgo de pobreza o exclusión social. Nada de dinero. Solo kilos de alimentos y te llevas un juego para casa, además de contribuir a una noble causa. ¿Qué más se puede pedir? En su web podréis encontrar una amplia descripción de su actividad así como su presencia en próximos eventos para que puedas ir a hacerles una visita.

  De nuevo, quiero recordarte que tú eres la otra mitad de este blog, y sin ti no existiría Tallopis-escribe¡GRACIAS POR ESTAR AL OTRO LADO DE LA PANTALLA!

¡Hasta en libros escritos por autores de autoayuda que aparecen los Marx!

También quiero mandar un AGRADECIMIENTO ESPECIAL a todas las buenas gentes lectoras de bien que colaboran con el blog a través de la CAFETERÍA DE TALLOPIS-ESCRIBE, comprando mi libro de relatos cortos de ciencia-ficción <<Los Otros Tú>> o mi novela <<Wae’hazu: El libro de Niel>>. ¡¡Mil gracias por vuestro apoyo y ayuda en lograr que esta bitácora salga adelante!! Todo lo aportado servirá para sufragar los costes del blog, invertir en mejoras, novedades, y nuevos proyectos. 

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  Ánimo, salud, éxito y un abrazo bien grande.

«Atiende mozo. Para la próxima quiero un post con extra de frikismo, bien completo y que llegue raudo y veloz. ¡Y dos huevos duros!. O mejor que sean tres«. Bueno, bueno… se hará lo que se pueda, que la vida no da para todo. En fin buenas gentes, me marcho para prepararle al caballero el encargo que me ha pedido. ¡Muchísimas gracias por pasarte y te deseo todo lo mejor!

Comments

  1. ¡Pero que bueno tenerte de vuelta y amenizar nuestras mañanas de domingo,compa!
    Pues de nuevo (y ¿Cuántas veces van ya?) que has desbloqueado recuerdos bastante gratos para nosotros pues recordamos con cariño ver varias de estas películas de estos famosísimos e históricos humoristas,amén de muchísimas películas clásicas, en una clase que teníamos dedicada a ello mientras estudiábamos bachillerato.
    Huelga decir que se convirtió en una de nuestras asignaturas favoritas pues conocimos un buen número de películas que de otra manera no hubiésemos podido visualizar.
    Una pena que solo tuviésemos una hora de esa materia a la semana por lo que al no poder terminar de verlas y esperar hasta la siguiente nos «obligaba» a ir al videoclub que daba sus últimos coletazos de vida o bien a la biblioteca de nuestra localidad en su sección de cine.
    Lo dicho,muchas gracias por traernos de nuevo tan grato post cargado de historia y nostalgia
    Un fuerte abrazo,compa y nos seguimos leyendo sin falta.

    1. ¡Bienhallado excelso Presstartcook!
      He estado algo ausente, sí, pero que alegría poder volver y encontrarme uno de tus comentarios tan amables como simpáticos comentarios. ¡Me encanta leer tus historias! Es genial que tuvierais una asignatura en la secundaria con que conocer tantas películas de corte clásico que de otro modo se le pueden escapar a uno… de hecho, fue exactamente así como vi por primera vez «The Wall» con música de Pink Floyd. Pero sobre todo, ¡que grandes vosotros al buscar el modo de ver estas producciones hasta el final!
      No me extraña nada que se convirtiera en una de vuestras asignaturas favoritas :D, y que vivan las secciones de cine de las bibliotecas públicas en las que encontrar tantas joyas de tiempos anteriores.
      Me hace mucha ilusión saber que esta entrada te ha desbloqueado tan gratos recuerdos. Solo por esto ya ha valido la pena escribirlo.
      Como siempre, un placer que te pasaras por estos lares y millones de gracias por el apoyo que siempre me das.
      Un abrazo bien grande y nos seguimos leyendo.
      Dicho sea de paso… a ver si la próxima vez no tardo tanto *^_^*.

  2. ¡Pero me cago en todo, vaya currazo de documentación y escritura que te has marcado! Mira que es difícil superarte a ti mismo, pero es posible que aquí lo hayas logrado. Un artículo completo completo, en el que he aprendido un montón de curiosidades de este trío. Reconozco que nunca he visto una película de los hermanos Marx, pero me has dado ganas de ponerme toda su filmografía. Gracias por un nuevo post tuyo, artista. ¡Se te echaba de menos!

    1. ¡Excelso y siempre bienhallado Empepinao86 de la no menos ilustre web empepinao86.com!
      Que alegría más grande el que te dejes caer por aquí.
      Ha tenido su trabajillo, no lo niego, pero me lo he pasado en grande con el mismo y de paso he tenido excusa para ver algunas de sus películas otra vez… con fines de documentación, por supuesto (¿cuela?). Y ni que decir que lo echaba de menos. A ver si para la próxima no tardo tanto *^_^*.
      Por mi parte, ¿qué te voy a decir yo? Con el cariño que tengo a los Marx, por supuesto que te animo a ver algunas de sus películas, como la presente «Una Noche en la Ópera» o «Sopa de Ganso». Pero creo que también disfrutarías igual, o incluso más, de la película «Hundreds of Beavers» que menciono brevemente al comienzo del post y que actualmente creo que está en Filmin. Es la risión suprema, una ida de olla absoluta y caótica con la que partirse la caja oiga.
      Mil gracias de corazón por tus bellas palabras y me hace mucha ilusión saber que el post te ha gustado *^_^*.
      ¡Un abrazo bien grande!

Tus comentarios son más que bienvenidos.