Publicidad.
En algún momento, todos hemos sufrido alguna vez este desapacible momento en que estamos disfrutando de algún contenido de nuestro interés tan alegremente, y de repente, sin más ¡plaf!, nos salta algún engorroso anuncio ante nuestras narices y toca esperar pacientemente a que terminen antes de seguir con aquello con que tan bien lo estábamos pasando.
Sin embargo, no dejan de ser necesarios, y es que ya sea en forma de spots, product placment, telepromociones, u otros medios, es gracias a ello que se financian tantas obras de entretenimiento que tanto disfrutamos y con que tan bien lo pasamos. Al fin y al cabo, estas deben costearse de algún modo, ¿no?.
Sea por la razón que sea, no hay duda de que se trata de un aspecto muy presente en la vida de todos, pues hay anuncios en tal variedad de medios y formatos, que prácticamente está por todas partes. Y ni que decir que se trata de factor con el que convivimos desde hace mucho tiempo. Poca broma con esto, porque según parece, el anuncio mas antiguo del que se tiene constancia data nada más y nada menos que del año 3000 a.C., el cual se encontraba bajo la forma de carteles en la ciudad egipcia de Tebas (¡alucina pepinillos buena persona lectora!). Eso por no hablar de todo lo que implica la creación de una campaña publicitaria en nuestros días, hasta el punto de convertirse en un complejo mundo en constante cambio y en el que se realizan sesudos análisis al respecto en forma de estudios de mercado, comportamiento de la población, la psicología de esta, o aquello que puede despertar el interés de un cierto colectivo. O dicho de otro modo, la publicidad se ha encargado de estudiar algo tan básico como cuales son las cosas nos llaman la atención como individuos o qué mecanismos despiertan el interés de nuestros cerebros, por lo que se tiene muy en cuenta la psicología del ser humano. De echo, se han escrito escrito verdaderos ríos de tinta y desarrollado minuciosos ensayos al respecto de como la publicidad nos influye (o no) en todos nosotros, todo con tal de encontrar el método más eficaz posible en la presentación de un producto o favorecer las ventas del mismo en el gran público.
Vamos. Que un anuncio colocado a traición puede hacer que hasta el más pintado se desespere en ocasiones, pero por poco que uno se pare a pensar en ello, resulta que tienen su relevancia en las distintas sociedades a través de los tiempos.
En fin, que podría escribirte largo y tendido sobre este tema, pero a dónde quiero llegar a parar con todo este rollo es que la publicidad tiene un impacto más importante del que nos pensamos (ya si es para bien o para mal es un debate que mejor dejo aparte de este post), de modo que es lógico pensar que a lo largo de la historia ha tenido que adaptarse a su momento, viéndose profundamente afectada por los cambios sociales y acontecimientos de cada época. Por lo que creo que no es descabellado afirmar que los anuncios de cada época podrían ser un modo más con que describir la misma historia, la sociedad, o incluso el modo en que funcionamos como individuos. Pues la publicidad ha tenido que adaptarse a todo ello para tener un mínimo de efectividad.
Personalmente, y esto es una opinión personal que bien puede estar perfectamente equivocada, me da la sensación de que varios aspectos contemporáneos como la amplia variedad de entretenimiento audiovisual que existe actualmente y el mismo modo de consumirla, o el hecho de que todos llevamos un pequeño ordenador en el bolsillo a todas horas en forma de teléfono móvil, ha desembocado en que actualmente la publicidad (y los medios en que esa se presenta) sea más directa e intrusiva, contrastando con estos slogans y comerciales que veíamos unas décadas atrás, pero manteniendo el mismo el afán con que las distintas compañías anunciadas tratan de ganarse los garbanzos al tratar de convencernos para que aflojemos la pasta y adquiramos tal producto en lugar de otro. Piensa en ello, la sociedad de los años setenta, ochenta, y noventa era muy distinta a como es ahora, y por lo tanto, el modo de publicitar un producto también debía serlo.
Y de esto precisamente trata este post, en el cual me gustaría escribirte acerca de diferentes comerciales televisivos anteriores al año 2000 que, sin ningún orden de preferencia ni otros factores similares, marcaron a la sociedad de sus respectivas épocas de tal modo que incluso causaran alguna moda o influyeran tan poderosamente en la gente que llegara a formar parte de la forma en que nos comunicábamos.
Sin más dilación, te doy una cálida bienvenida al blog, oh buena persona lectora que vives en el universo al otro lado de la pantalla, no sin animarte a que te pongas bien cómodo, te sirvas una bebida a tu elección, y ni que sea por una vez en la vida, no te marches durante los anuncios.
Espero que te guste el post.
Llega la Edumanía
Empezamos nuestro viaje en las navidades del año 1997. Mientras uno estaba tan pancho viendo uno de sus programas favoritos, saltaban los anuncios y nos encontrábamos con que un niño de corta edad se dedicaba a llamar por teléfono a todos los contactos en la agenda de sus padres para soltar una única frase, dando así por finalizada la llamada. Acto seguido, repetía la operación con el siguiente contacto de la agenda y con toda la aparente intención de llamar a cada uno de los nombres ahí escritos. Mientras tanto, su padre, que estaba sentado a su lado leyendo el periódico como si tal cosa, dejaba que el chaval siguiera a la suya sin intervenir para nada, sin mostrar ni pizca de preocupación por la posible llegada de una astronómica factura telefónica a final de mes.
Esta frase que aparecía en una publicidad de la compañía Airtel (que hoy conocemos como Vodafone) para anunciar sus tarifas era… “Hola, soy Edu. Feliz Navidad”.
Si al momento de emitirse este anuncio aún no habías nacido, es difícil que puedas hacerte una idea de como llego a calar este anuncio en la España de aquel momento, pero te aseguro que recorrió todo el país como una ola gigantesca. Por todas partes se daban conversaciones en la que, ya fuera por medio del aparato telefónico o cara a cara, la frase se repetía entre grandes risas. Y por supuesto, no faltaba quienes cambiaban el nombre del simpático Edu por el suyo propio con tal de felicitar las fiestas de esta forma.
Este spot llegó a tener tal repercusión que al año siguiente se repitió la jugada, pero con un coro entero de Edus vestidos de monaguillo cantando la conocida frase. Finalmente, en 1999, aparecería el tercer spot que veríamos con tan entrañable protagonista, quien ahora preguntaba a su padre (tan indiferente como la vez anterior) “¿Cuantos pueblos hay en esta provincia?” Antes de disponerse a seguir felicitando las fiestas por teléfono a un montón de gente.
Sin embargo, esta no sería la última vez que veríamos a Enrique Espinosa (que así se llamaba realmente), sino que le volveríamos a ver en un spot para el diario deportivo Sport, otro para Chupa Chups, y uno más reciente para VolksWagen (que data del año 2018) en el que homenajea a sus primeras apariciones como Edu. Desgraciadamente, la popularidad le pasó factura a una edad en que la fama es difícil de asimilar y le costó el sufrir un duro acoso escolar, lo cual le llevó a hacer una serie de declaraciones con tal de concienciar al respecto de este triste fenómeno, demostrando así que un niño puede tener un gran sentido común y usar su salto a la fama para un buen propósito. ¡Grande Enrique!
Si quieres ver el anuncio original, haz click aquí.
Brillante
El siguiente anuncio transcurre en una sala de reuniones con una kilométrica mesa dónde presumiblemente se reúne la directiva de una empresa. Entonces, vemos a dos mujeres que se ponen de acuerdo para limpiar el mueble, y para lo cual acuerdan que una aplique el spray para madera anunciado mientras la otra pasaría el paño.
Dicho y hecho. Acto seguido vemos como una de ellas aplica el producto limpiador Pronto de la marca Johnson a lo largo de la mesa, y a continuación, la protagonista del spot tomaba carrerilla para lanzarse en plancha y deslizarse con gran velocidad a lo largo de toda la mesa sobre una gamuza tan grande como ella misma.
Cuando este anuncio se emitió por primera vez en 1989, este que te escribe apenas contaba solo con ocho añitos, por lo que en mi inocencia, veía el spot y pensaba que hacer esto debía ser terriblemente divertido. Como deslizarse sobre un tobogán larguísimo. Pero como adulto, no puedo hacer más que admirar el genial plot tuist que toma este anuncio cuando descubrimos que la mujer del paño era la presidenta de la empresa, la cual se había prestado a echar una mano a la encargada de limpiar la sala. Así se desvelaba en la segunda parte del anuncio, al verla lucir una gran sonrisa mientras decía a los demás directivos que dejaran de perder el tiempo admirando lo limpio que lucía el mueble y tomaran sus asientos. Sin duda se trata de un anuncio muy valiente en la época en que fue emitido, pues el machismo estaba mucho más presente que hoy en día y anteriormente los spots de limpieza se centraban principalmente en mostrar las maravillas de producto anunciado a un estereotipo de ama de casa, por lo que mostrar una mujer en una posición de poder fue un mensaje llamativo.
Aparte de esto, no fueron pocos quienes acuñaron la expresión “hacer como en el anuncio de Pronto” cada vez que alguien resbalaba por una superficie.
Aquí puedes ver el anuncio.
Ranas y gritos
Cae la noche y la luna llena baña todo con su resplandor mientras, sobre una charca, hay tres ranas croando de una forma muy peculiar. ¿Para qué más? Este concepto, digamos… poco ortodoxo, bastó y sobró para crear una de las campañas publicitarias más contundentes para la cerveza Budweiser.
Todo empezó cuando el director de la marca, Mike Brooks, solicitó un nuevo anuncio con un target de público muy bien definido: personas de entre 21 a 30 años. Todo cuanto recibió por parte de los publicistas Michel Smith y Dave Swine fue una imagen de tres ranas cuyo croar proveniente de un casete formaba las tres sílabas de la compañía. Era una idea disparatada y realmente poco convencional que no terminó de convencer a Brooks, quien aún así pensaba que el concepto era interesante, por lo que no tardo en presentarlo ante la directiva de la compañía… incluyendo el máximo responsable de esta, el mismísmo August Busch III.
Terminada la presentación, August se quedó muy serio y simplemente dijo “No lo entiendo Brooks”. Yo no se que pensaría este buen hombre en aquel momento, con todos los jefazos de Budweiser mirándole impertérritos con cara de circunstancia (¿te imaginas vivir una situación así?), pero la cosa es que se armó de valor, puso la cinta otra vez y explicó el concepto del anuncio. Entonces, August se empezó a reír, y con él todos los demás.
¿Resultado? Tres ranas animatrónicas creadas por la empresa especializada The Character Shop, y el debut del anuncio en uno de los eventos deportivos más importantes de Estados Unidos en el año 1995: la final del campeonato de fútbol americano (National Futboll League o NFL), más conocida como la Super Bowl. Por gracioso que pudiera ser el concepto, era una apuesta arriesgada y Brooks sabía que se jugaba el puesto, pero el anuncio tuvo un impacto impresionante y arraigó con fuerza en la mente de los televidentes. Durante los días siguientes, el anuncio fue el centro de conversaciones y risas entre amigos por todo el país, y no tardó en ser emitida por gran parte del mundo (supongo que la ventaja de no tener que traducir diálogos ayudó bastante), incluyendo España, dónde el anuncio también gozó de una gran popularidad. ¡Todos estaban con la broma de pedir una cerveza al mismo ritmo que los tres habitantes de la charca!
Bud… Weis… ¡Er!.
La popularidad de la marca subió como la espuma, y como era de esperar, los siguientes anuncios siguieron la misma dinámica de mostrar a las tres ranas en distintas situaciones que incluyeron un camión “atrapado” por uno de los anfibios, viajar montadas en cocodrilo para colarse en un bar y llevarse una caja de botellines, o la aparición de una rana hembra (anuncio que estaba dirigido a un público más adulto).
Pero claro, por muy popular que llegue a ser un anuncio, el público llega a cansarse y había que pensar algo nuevo. ¿Y porque no simplemente cambiar de bicho? De este modo, en la Super Bowl de 1998 se presentó al público el anuncio de dos camaleones llamados Frankie y Louie echando pestes de las dichosas ranas. ¿Será que en Budweiser sienten simpatía por los animales?, porque en un anuncio distinto que también fue emitido en 1995 aparecían unas hormigas de lo más fiesteras.
Y aunque al principio del post dije que no pondría nada que fuera más allá de los 2000, te pido por favor que me perdones si rompo esta norma por un momento, pero creo que vale la pena, pues la publicidad que llevo a cabo Budweiser a continuación es algo digno de ser nombrado precisamente por la increíble repercusión que tuvo. Me estoy refiriendo al anuncio de Wassuup, en dónde un grupo de amigos no tenían otra cosa que hacer que llamarse por teléfono unos a otros para gritarse este desagradable sonido unos a otros con gran estruendo, mientras uno de ellos tomaba una cerveza y veía el partido. Este anuncio también fue transmitido durante la Super Bowl, pero del año 2000. ¡No veas como funcionó de bien el nuevo spot!, de nuevo la marca alcanzó unas cotas de popularidad enormes mientras todo el mundo se empeñaba en imitar este sonido con los amigos de la forma más exagerada posible. Tanto es así que se llevó a cabo una nueva versión del mismo spot con un sorprendido repartidor de pizzas escuchando el molesto sonido a través del portero automático, así como otro anuncio en dónde un extraterrestre disfrazado de perro llevaba el grito de Wassuup a su planeta como muestra de lo aprendido durante su estancia en la Tierra. Fíjate la repercusión que tuvo todo esto, que el grupo musical Da Mutz le dedicó una canción, y el ya famoso grito contó con otro gran momento de gloria gracias a una escena de la película Scary Movie.
Y es que a veces, las ideas que pueden llegar a tener mayor repercusión pueden ser las más insospechadas.
Para ver el primer anuncio de las ranas haz click aquí, mientras que para ver a este grupo de amigos gritándose unos a otros, haz click aquí.
¿Buscas problemas? Pues se lo digo a mi primo
Estar en buena forma física no solo implica levantarse de la silla de vez en cuando para moverse un poco, sino también el comer bien, sano, y variado. ¿Y que mejor para ello que un buen zumo de frutas? Por supuesto es mucho mejor si lo hace uno mismo de forma natural, pero aunque no sea lo mismo, está la opción de bajar al super y comprarse un brick de una marca comercial.
En base a esto paso a presentarte el siguiente spot publicitario, en el cual veíamos como un chaval era molestado por un compañero del colegio algo más crecidito. Ante tal situación, el pequeñín amenaza con explicar lo ocurrido a su primo.
“¿Tu primo? ¿ya mi qué tu primo?” Respondía el abusón.
Pues como podrás imaginar con esta sagacidad que te caracteriza, el niño cumplía con su amenaza y entonces intervenía el primo en cuestión a “remediar” el asunto. Ni que decir que el “primo” era un tipo bien musculado ante el cual se acobardaba (y no sin razón) ese otro niño que iba de matón por la vida. Todo esto ocurre gracias a que el primo en cuestión tomaba abundante zumo de frutas de la marca comercial Zumosol además de hacer muchas series de pesas en el gimnasio (vamos, digo yo).
Y mucho ojo, porque al final del anuncio el protagonista advierte que él también está tomando mucho Zumosol con la clara intención de llegar a convertirse en otro cachas.
Este anuncio fue emitido por primera vez en España durante el año 1991, y desde entonces, todos aquellos y aquellas que se hubieran machacado a conciencia para tener un cuerpo atlético y bien entrenado, o que estuvieran de buen ver, pasaron a “estar como el primo de Zumosol”. Eso por no mencionar que cada vez que un adulto veía al niño de unos conocidos, tardaba cero coma en mencionar que había crecido tanto “que se pondría como el primo de Zumosol” si seguía así. Vamos, que el anuncio tuvo una repercusión tremenda entre el público, por lo que no es de extrañar que se produjeran tres comerciales más en dónde intervenía el susodicho primo, el cual fue interpretado por Sergio Medialdea, autor del libro Larajedon, El misterio de los elefantes (el cual alcanzó su novena edición) además de participar en muchas campañas de concienciación contra el bullying.
Haciendo click aquí puedes ver el primero de estos anuncios.
Busca y compara
A mediados de los ochenta, la empresa especializada en productos de limpieza Camp tenía un problema de lo más serio. Concretamente, el tener un déficit de 11.000 millones de pesetas (un poco más de 66 millones de los actuales euros).
La cosa pintaba muy pero que muy mal.
Sin embargo, en 1986 decidieron sacar un anuncio en el cual se nos presentaba a un tal Manuel Luque, que desde un despacho se dedicaba a relatarnos las bondades de su detergente Colon, así como el compromiso adquirido por la compañía en la fabricación del mismo.
Dicho así no parece la gran cosa, pero lo cierto es que este spot contaba con tres detalles muy importantes en la realización del mismo.
La primera, que rompía totalmente con los anuncios tradicionales que se habían hecho hasta el momento en lo que se refiere a este tipo de productos, con la aparición de las estereotípicas amas de de casa buscando desesperadamente la mayor blancura en la colada.
La segunda, que Manuel Luque no era un actor contratado para interpretar un papel, sino que se trataba del verdadero director general de la empresa.
Y tercera, que posiblemente sea la más importante de todas, es que al final del spot se mencionaba un poderoso slogan publicitario que haría historia en la televisión. Este no era otro que el impactante “Busque, compare, y si encuentra algo mejor ¡cómprelo!”.
Con un par.
Se mire como se mire, es contundente, poderoso, una declaración absoluta de fe en la empresa por parte de su director general y una ostentación de seguridad en su producto que caló muy fuerte en la España de la época y su gente. Como prueba de ello no hay nada más que tener en cuenta hasta que punto se popularizó la frase, que pasó a ser utilizada con frecuencia por la población, además de que las ventas de Colon se dispararon y la empresa logró salvarse del desastre en poco más de medio año. Es más, no me extrañaría nada si algunos de vosotros me dijerais que en vuestros hogares entró este producto, y que sus cajas vacías terminaron siendo receptáculo para vuestros juguetes favoritos (los cuales terminaban impregnados del olor tan característico de dicho detergente).
Vamos, que el anuncio terminó siendo todo un éxito que llevó a varias versiones del mismo, e incluso el ser imitado por otras empresas.
Si quieres ver este mítico anuncio otra vez, o conocerlo si no lo has visto nunca, puedes hacerlo aquí.
Dulce despiste
Si ahora te preguntara qué objeto consideras imprescindible llevar encima cuando sales de casa, ¿que me responderías? ¿la cartera? ¿las llaves? ¿pañuelos? ¿la agenda? ¿el móvil?
Para el niño protagonista de cierto anuncio del año 1973, la cosa estaba muy clara. ¡Olvidarse la merienda es un despiste muy serio!, y así lo hacía saber a los espectadores cuando, a mitad de camino hacía el colegio, se lleva la mano a la frente al descubrir la mala pasada que le ha echo su memoria mientras exclama “¡Anda, los donuts!”. Ningún problema, porque en la escena siguiente le vemos comer uno de estos populares bollos tan feliz, hasta que se da cuenta de que en esta ocasión se ha olvidado la mochila con todo el material escolar que necesitaba para este día.
“¡Anda, la cartera!”.
La escena resultaba tan entrañable y graciosa, que era imposible no quedarse con ella.
De este modo, la empresa Panrico (de la que ya tuve el placer de escribirte en el post dedicado a las Meriendas Ochenteras) logró popularizar enormemente un producto cuya idea surge originalmente en Estados Unidos, y que cuajó rápidamente en nuestro país (más de 250 millones de estos bollos se comen cada año en España). Eso además de conseguir que todos aquellos que somos un pelín despistados, tengamos que oír a alguien de nuestro entorno entonar la frase “anda, los donuts” con cierto recochineo cada vez que nos damos cuenta de que hemos olvidado algo. Pero bueno, así al menos nos podemos hacer unas risas entre todos al recordar este mítico anuncio protagonizado por Albert Moleón, quien se ha dedicado a varias labores de carácter social en su vida adulta (¡grande Albert!).
Sin embargo, este no es el único anuncio de este producto en donde aparecía la popular frase, pues en otro spot de la misma época veíamos un bar en dónde quien se había olvidado la cartera no era un chaval en edad escolar, sino un adulto con evidente cara de preocupación.
Por otra parte, hay otros comerciales de Donuts que también tuvieron su momento de fama, como aquel en que alguien levantaba un dedo y caía el bollo del cielo con tan buena puntería que se insertaba como un anillo, o ese otro en que un joven entra en un bar para pedir un donut “solo” y todos se le quedan mirando hasta que se lo piensa mejor y decide pedir “uno doble”. Pero como el del chaval que se deja la cartera, ni uno.
Si tienes ganas de verlo, pulsa aquí.
Conclusionando. Puede que un anuncio inoportuno e imprevisto pueda malhumorar al más pintado, y con razón, pero también es verdad que muchos de ellos forman parte de nuestros recuerdos y con más de uno se nos dibuja una sonrisa… o al menos este ha sido mi caso al escribirte este post, y espero que también el tuyo al leerlo.
Y hasta aquí llega este post.
Pero, ¿que opinas tu de estos anuncios que acabamos de ver y que otros anuncios habrías puesto? Si el tema te ha gustado y quieres que haga una segunda parte, o quieres añadir algo más, ya sabes que me la caja de comentarios está a tu disposición y que me encanta leerte.
Como recomendación de la semana, quiero presentarte nuevamente una de estas iniciativas que tanto me gustan y que se sirven de los videojuegos como medio para hacer un gran bien a quienes más lo necesitan. Me estoy refiriendo a Fundación Juegoterapia, cuya finalidad me parece más que admirable. La idea salió en 2010, cuando a su fundadora Mónica Esteban se le ocurrió darle una PlayStation a un niño ingresado por un tratamiento de quimioterapia. En un ambiente tan atemorizante como este, echar unas partidas cambió el modo en que este joven aventurero vivió su experiencia. Desde entonces, el proyecto Juegoterapia se dedican a recoger consolas y videojuegos para donarlos a los hospitales, además de recaudar donativos de socios, y voluntariado, para crear jardines, áreas de juegos, y hasta cines para que los niños con cáncer. Te dejo el link directo con todas sus actividades, proyectos, información, y modos en que se puede colaborar con su gran labor.
De nuevo, quiero recordarte que tú eres la otra mitad de este blog, y sin ti no existiría Tallopis-escribe. ¡Gracias por estar ahí!
Si te gusta mi trabajo, hay muchas formas en las que puedes colaborar con el blog. Mi favorita es que compartas tus impresiones sobre este viaje, así como tus sugerencias para la bitácora o tus vivencias personales sobre el universo que acabamos de visitar, en la caja de comentarios que hay más abajo. Por otro lado, te agradecería enormemente que le dieras a “Me gusta” si ha sido así, te suscribas para estar al corriente de nuevos viajes dimensionales y novedades, además de que compartas este post. Y solo si tu quieres, puedes apoyar al blog a través de la aplicación Ko-Fi que encontrarás en los widgets del lateral derecho o haciendo click aquí. Todo lo aportado servirá para sufragar los costes del blog, invertir en mejoras, novedades, y nuevos proyectos en los que estoy trabajando.
También puedes seguirme en twitter, dónde publico nuevo contenido casi a diario: twitter.com/tallopis
Y ya me despido de ti hasta el próximo domingo 21 de noviembre. No sin antes recordarte que ya está disponible en formato digital mi libro LOS OTROS TÚ: Relatos de ciencia-ficción y terror en otros universos.
Espero que te guste.
Hasta entonces, te deseo feliz semana. Cuídate mucho y pásalo bien.
Salud, ánimo, y éxito.
Que míticos esos anuncios que aún interfiriendo en la programación y cortando escenas de series y películas hay algunos como estos que han hecho mella en la sociedad como el de Edu o aquel de buscando a Curro (y del que ya ha hablado anteriormente) haciéndonos repetir esas frases hasta decir basta xD. Además todos hemos tenido un marrón que solo podía solucionar nuestro primo de zumosol… O al menos meter miedo en el cuerpo diciendo que venía 😅😅
Por decir algunos que nos vengan a la mente podemos rememorar el mítico de la lejía del futuro (Neutrex???), el de pita pita del de Coca Cola, el ¿Repetimos? de Natillas o ese otro de Airtel de «son 10000».
Nos gustaría ver más partes de este post rememorando muchos más de estos míticos comerciales.
De momento nos conformamos con este y lo compartimos más veces que los anuncios de Antena 3 xD.
Un abrazote, compañero.
¡Nos seguimos leyendo!
¡Encantado de saludarte Presstartcook!
Como siempre, es un placer y un honor que pases de visita por aquí *^_^*. Pero antes que nada debo felicitarte por esta memoria tan buena que tienes O_o, me he quedado de piedra cuando has comentado que ya vimos el anuncio de «¿Dónde está Curro?» en uno de mis posts anteriores. ¡Increíble! :O
Dicho esto, desde luego que los anuncios cortaban el rollo de nuestros programas favoritos, pero como bien comentas, algunos de ellos causaron tal impacto que era inevitable que estuviéramos repitiendo varias de sus frases a cada momento para hacer la broma XD. ¡El del Edu, el primo de Zumosol y el de Curro corrieron como la pólvora! Fueron algunos de los que pegaron más fuerte, sin duda. Aunque también me acuerdo de aquel de Fairy en el que todo quisque bromeando con lo de los pueblos «Villariba y Villabajo» o haciendo la gracieta de ponerse una gota en el dedo y tocar cuatro platos para ver si realmente se marchaba la grasa XD.
De nuevo demuestras tener un memorión impresionante. Efectivamente el anuncio de la «lejía del futuro» era de Neutrex. Que por cierto, vaya susto que de repente salga un señor o una chica vestida de película de ciencia ficción de entre la ropa tendida. En el momento que los has nombrado me han venido todos estos que comentas del Pita Pita de la Coca Cola (aunque el de «Looola» tampoco estaba mal), aparte de este «Repetimos» de las Natillas que tanto se quedaba en la mente, o el de Airtel. ¡Grandes anuncios de los que tomo nota para una posible segunda parte! 😀
¡Muy buena esa de los anuncios de Antena 3! XDXD. La verdad que hace mucho tiempo que no veo televisión, pero desde luego esta gente se pasaba con tanto anuncio. ¡Que largas se me hacían sus pausas publicitarias!
De verdad que estoy encantado con tus comentarios y el apoyo que siempre das al blog. ¡¡Millones de gracias amigo Presstartcook!!
Un abrazo bien grande.