Animación retro: «La vuelta al mundo en 80 días de Willy Fog»

Julio Verne.

  Es de estos escritores que, por poco que a uno le guste la sana afición de leer, la inmensa mayoría de la gente ha oído hablar de sus trabajos alguna que otra vez. Y no es de extrañar, pues este escritor francés cuenta en su haber con títulos tan conocidos en los géneros de aventura y ciencia-ficción como De la Tierra a la Luna, Viaje al centro de la Tierra, 20.000 leguas de viaje submarino, Miguel Strogoff, La isla misteriosa, El castillo de los Cárpatos, y otros muchos que se han visto convertidas en clásicas obras inmortales con el paso del tiempo.

  Sin embargo, mucho me temo que ni el propio Verne se podría haber imaginado el ruido que armaría una de sus obras más conocidas: La vuelta al mundo en 80 días, publicada originalmente por entregas en Le Temps entre noviembre y diciembre de 1872, y publicada posteriormente en un solo volumen en enero del año siguiente, convirtiéndose con el paso del tiempo en un clásico muy reconocido incluso en la actualidad. ¿La razón de ello?, la de veces que esta historia se ha llevado al cine.

Edición ilustrada de «La vuelta al mundo en 80 días» de Julio Verne.

  Veamos algunas.

  -La primera de todas fue una producción alemana del 1919, dirigida por Richard Oswald y protagonizada por Conrad Veidt.

  -Las dos siguientes presentan un mayor contenido cómico respecto a la anterior. La de 1956 (dirigida por Michael Anderson y con David Niven como protagonista) presenta a Mario Moreno “Cantinflas” en el papel del criado Picaporte. Mientras que la siguiente cronológicamente hablando, tiene un planteamiento que me recuerda vagamente a El jovencito Frankenstein de Mel Brooks, en el sentido que los protagonistas no son los de la novela sino los nietos del personaje original, y en lugar de un criado, el protagonista cuenta con tres: Moe, Larry, y Curly-Joe, los cuales llevan la mayor parte de la comicidad en esta Los tres chiflados le dan la vuelta al mundo de 1963 (dirección y guion de Norman Maurer).

  -Posteriormente vinieron las dos películas animadas: La vuelta al mundo en 80 días de 1998 y dirigida por Geoff Collins, y por otro lado, Tweety’s High-Flying Adventure, del año 2000 y protagonizada por Piolín entre otros personajes clásicos de la Warner Bros.

  -Finalmente, encontramos la película del año 2004 dirigida por Frank Coraci, la cual llamó especialmente la atención por tener muchos toques de comedia y acción. Lo cual no sorprende si tenemos en cuenta que el papel secundario (que en lugar de Passepartout o Picaporte pasa a llamarse Lau Xing) es interpretado por Jackie Chan. Personalmente no la he visto, pero lo cierto es que en taquilla no le fue muy bien que digamos.

  Todas ellas han sido producciones que han tenido sus más y sus menos. Pero ninguna fue tan conocida como la serie a la que pertenece la siguiente intro.

  Escucha atentamente, a ver si te suena de algo.

  Acabas de ver la intro de la serie La vuelta al mundo en 80 días de Willy Fog, la cual contó con una única temporada de 26 episodios y cuya producción se llevó a cabo en 1983, siendo un trabajo conjunto entre los estudios Nippon Animation y BRB Internacional. De hecho, tanto para la dirección (Luís Ballester y Fumio Kurokawa) como para el guion (Claudio Biern Boyd y Ryuzo Nakanishi), ya se contaron con equipos mixtos de ambas nacionalidades.

  Sin embargo, en el país nipón fue emitida tres años más tarde en la cadena Asahi, y en otras relacionadas, aunque no tuvo tan buena acogida como aquí, en dónde resultó ser todo un boom.

  En España la disfrutamos por primera vez los domingos por la tarde entre enero y julio de 1984, convirtiéndose una de las series de animación icónicas de los ochenta en nuestro país. Y es que este show de animales antropomórficos tuvo tan buena recepción que fue repuesta varias veces en los años siguientes, además de contar con todo tipo de merchandising promocional como camisetas, figuras de los personajes, y dos albums de cromos: El de Yogures Danone (al igual que ocurrió con la serie David el Gnomo), y otro de la Editorial Maga.

Los dos albums de cromos sobre esta serie, el de Danone y el de Maga.

  Y como de costumbre, ya me he vuelto a liar. Permite que te cuente su trama y te presento a sus personajes.

  Para ello, primero tengo que presentarte a su singular protagonista: William “Willy” Fog, un caballero inglés que vive en el mismo Londres durante la segunda mitad del siglo XIX y que se gana muy bien la vida gracias a las rentas de diversos inmuebles y terrenos… vamos, que el tipo está forrado y tiene más bien poco por hacer. De modo que prácticamente su vida entera se resume a pasar los días en el Reform Club jugando al billar y charlando con otros miembros de tan selecto grupo, todos ellos pertenecientes a la alta sociedad británica: banqueros, empresarios, magnates, y demás.

  No obstante, además de permitirse el lujo de vivir la gran vida, si hay algo que destaca a Willy Fog es su sentido del honor, pero sobre todo de la limpieza, la exactitud, y la puntualidad. Su sentido del tiempo es realmente increíble, llegando a darse cuenta de cuando los relojes que tiene a su alrededor van con retraso. De este modo, tiene un horario exigente y autoimpuesto en el que todos los días, al momento exacto, ni antes ni después, lleva a cabo las mismas actividades.

  No obstante, hoy es un día distinto. Y ni el mismo Willy puede llegar a sospechar hasta qué punto va a cambiar su vida.

  Debatiendo con otros miembros del club, sale a conversación un artículo publicado en el periódico Morning Chronicle en el que un periodista llamado Ralph, mantiene que el mundo ha avanzado lo suficiente en cuanto a medios de transporte como para que sea posible dar la vuelta al mundo en 80 días. Los demás miembros se ríen abiertamente de este dato, mientras que Fog mantiene que es perfectamente factible. En el calor de la discusión, el señor Sullivan, director del banco británico y que desprecia profundamente a Fog, este se apuesta con él protagonista una importante cantidad de dinero a que es imposible dar la vuelta al mundo en tan poco tiempo y que no es capaz de demostrarlo, a lo que Willy acepta el reto tan serenamente.

Señor Sullivan.

  La noticia arma un gran revuelo en toda la ciudad, haciendo que se llegue a anunciar esta disparatada apuesta en todos los medios de información. De modo que Fog hace los preparativos del viaje, y entre el aplauso de centenares de curiosos, se sube al tren con el que inicia su periplo alrededor del mundo.

  Sin embargo, Willy Fog no solo tendrá que luchar contra tormentas e imprevistos de todo tipo en su aventura, sino que entre las sombras se esconden muchos interesados en que su viaje no tenga éxito. El primero de ellos será Transfer, un sujeto de los barrios bajos que solo es reconocible por el siniestro brillo de su ojo izquierdo, pues se trata de un maestro del disfraz que ha sido contratado por Sullivan para que haga todo lo posible para sabotear el viaje y que Willy pierda la apuesta.

Transfer y su ojo reluciente.

  Por otro lado, una desafortunada coincidencia hará que Fog tenga dos «adversarios» más. Pues el testigo de un reciente atraco al banco de Inglaterra identifica a nuestro protagonista como autor del robo tras ver su foto en él periódico, por lo que Scotland Yard envía al inspector Dix y el agente Bully para que le sigan, reúnan pruebas, y detengan a Fog al menor indicio de que sea el ladrón que están buscando.

Dix y Bully. Si hay dos sabuesos despistados, son estos dos.

  Afortunadamente nuestro protagonista no estará solo, pues cuenta con varios aliados que tratarán de ayudarle en todo lo posible en su cometido. El primero de ellos es su nuevo criado Rigodón, un antiguo trapecista de circo de origen parisino que, harto del ajetreo, idas y venidas de la vida circense, decide cambiar de oficio y entrar al servicio de Willy Fog como criado, pensando que al trabajar para un sujeto así, podrá disfrutar por fin de paz y tranquilidad (pobrecillo, menudo disgusto se lleva cuando su nuevo amo le anuncia la gran aventura que están a punto de empezar).

  Sin embargo, Rigodón no va solo, pues en su maletín vive su mejor amigo: Tico, un hámster con un marcado acento andaluz que pone el punto cómico a la serie, además de ser de lo más ingenioso.

  A ellos se les une Romie, una princesa india que, por diversas circunstancias que no te voy a contar, decide unirse a ellos.

  Y hasta aquí te puedo explicar. Si quieres saber cómo se desarrollan todos estos acontecimientos, ya sabes lo que te toca, por lo que yo no te voy a contar nada más al respecto. Por suerte, al momento de escribir estas líneas, se pueden ver muchos capítulos en YouTube a través de este link.

  Además, esta serie resultó tener tanto éxito, que diez años después se llevó a cabo una especie de segunda parte, en una historia en que los mismos personajes viven una serie de aventuras que mezclan los libros de 20.000 leguas de viaje submarino y Viaje al centro de la tierra. Aunque no tuvo tanto éxito como su predecesora.

En «Willy Fog: viaje al centro de la tierra», o Willy Fog 2 como se la conoce popularmente, Transfer sigue dando por saco.

  La serie protagonista de este post fue una serie de aventuras simpática y divertida, en que se mostraban numerosos momentos cómicos gracias a personajes como Tico, o los “antagonistas” Dix y Bully (que destacaban por su cómica torpeza y su relación “payaso listo – payaso tonto”). También destacaba por ser una serie que mostraba diversos valores morales como la honradez, la amistad, y la fidelidad. Eso además que los personajes protagonistas tendían a salir adelante gracias a su determinación e ingenio más que por la fuerza bruta. Pero eso no significa que los desafíos a superar por parte de los protagonistas fueran fáciles ni mucho menos, pues existen varias situaciones en que los héroes parecen tener todo en contra, deben tomar decisiones arriesgadas, y que logran transmitir una sensación emocionante al público infantil al que va dirigida la serie.

Ralph, el periodista cuyo artículo empezó todo este lío.

Sirva como ejemplo de esto la escena en que, realizando una travesía en barco de vapor, se quedan sin carbón para la caldera y deciden usar la madera de la propia estructura del barco como combustible, como si fuera la escena del tren de Los hermanos Marx en el oeste, pero con un aura de intriga interesante para ser una serie de dibujos animados. Eso por no hablar de su épico y emocionante final, en dónde la sensación que transmite la serie de que el tiempo es el verdadero enemigo implacable, llega a tomar un nuevo nivel.

  Por si esto fuera poco, dadas las características de la historia, en cada capítulo se hace gala de una muy buena documentación geográfica sobre los viajes que realizan los personajes, por lo que encima tenía cierto punto educativo que, al ser parte natural de la trama, era de lo más ágil y natural.

  Aunque en este nuevo visionado, he podido descubrir diversas curiosidades de estas que tanto me gusta cazar, como el cambio de nombre de ciertos personajes respecto a la obra original, siendo los más evidentes el cambio de Phileas por Willy o Jean Passepartout por Rigodón, y la aparición de algunos totalmente nuevos que no aparecen en el libro de Julio Verne, como Tico o Transfer, así como el echo de que al principio de la serie no se especifica si Willy Fog es inocente o culpable del robo… uno piensa que, como es el héroe de la historia y es una serie inocente de animación, pues se da por supuesto que no ha sido, pero no lo dejan claro de entrada, aparte que el testigo dice claramente “ha sido este” al ver la foto de Fog en él periódico. Este es un punto que al escribir este post me ha parecido interesante, pues otorga un papel aún más ambiguo a los policías Dix y Bully, al mismo tiempo que te deja siempre con cierta incertidumbre, aunque uno no quiera.

  Además, tanto la canción de inicio, como la de los créditos finales (Sílbame), fueron interpretadas por el grupo Mocedades en su versión española, y por la cantante japonesa Keiko Han en la versión nipona.

  Aquí te dejo las versiones del país del sol naciente.

  En definitiva, no es de extrañar que esta serie siga siendo recordada con tanto cariño por aquellos que la vimos en su momento, pues a la par de graciosa y ser de lo más entretenida, uno no podía evitar dejarse llevar por las aventuras de sus entrañables personajes y sorprenderse por el modo en que superaban las distintas adversidades que ocurren sin cesar en cada episodio. Seguro que algunos de vosotros llegasteis a aprenderos de memoria alguno de sus temas principales y partiros de risa con las ocurrencias de Tico. Por parte de este que te escribe, puedo afirmar rotundamente que fue así.

  Y hasta aquí llega este post.

De izquierda a derecha: Romie, Tico, Willy, y Rigodón.

  Como recomendación de la semana, quiero presentarte nuevamente una de estas iniciativas que tanto me gustan y que se sirven de los videojuegos como medio para hacer un gran bien a quienes más lo necesitan. Me estoy refiriendo a Fundación Juegoterapia, cuya finalidad me parece más que admirable. La idea salió en 2010, cuando a su fundadora Mónica Esteban se le ocurrió darle una PlayStation a un niño ingresado por un tratamiento de quimioterapia. En un ambiente tan atemorizante como este, echar unas partidas cambió el modo en que este joven aventurero vivió su experiencia. Desde entonces, el proyecto Juegoterapia se dedican a recoger consolas y videojuegos para donarlos a los hospitales, además de recaudar donativos de socios, y voluntariado, para crear jardines, áreas de juegos, y hasta cines para que los niños con cáncer. Te dejo el link directo con todas sus actividades, proyectos, información, y modos en que se puede colaborar con su gran labor. www.juegaterapia.org/

  Como siempre, te recuerdo que acostumbro a publicar nuevo contenido todos los domingos, de modo que, si nada lo impide, volvemos a vernos el próximo día 11 de octubre.

  Para terminar, quisiera pedirte que, si has disfrutado el post, me sería de mucha ayuda si le dieras al botón “Me gusta” y lo compartieras en tus redes sociales, así como con tu familia y seres queridos. También decirte que puedes participar activamente en el blog a través de la caja de comentarios, ya sea dejándome tus sugerencias para la “recomendación de la semana” (si conoces algún evento o local interesante relacionado con el frikismo cerca de dónde vives), así como tus aportes para la sección de “Fechas frikis” y “Curiosidades” al margen de cualquier cosa que quieras compartir conmigo y los demás lectores. También puedes apoyar al blog mediante la aplicación “Invítame a un café” que se encuentra en la barra de widgets. Todo ello me sería de gran ayuda para seguir adelante con “tallopis-escribe.com”.

  Sin más que añadir, cuídate mucho y pásalo bien.

  Salud, ánimo, y éxito.

Comments

    1. La verdad es que esta serie es una de las míticas, y de sobras conocido gracias precisamente a esto, por la de veces que la repusieron. Admito que me he pasado de nostalgia con esta serie, pues realmente formó parte de la infancia para muchos de nosotros. Me alegro que te gustara :D.

  1. Junto a Dartacan, las series que más recuerdo ver de pequeño. Además de los cromos, sacaron a la venta (o lo regalaban con algo, no recuerdo) el reloj de sol de bolsillo que llevaba Tico, creo.

    Gratos recuerdos los que me ha traído tu post.

    Un abrazo.

    1. Desde luego, no se puede negar que este Willy Fog es una de las series animadas mas míticas de los ochenta/noventa. Recuerdo perfectamente la de Dartacan y los tres mosqueperros… me encantaba esta serie ^_^
      ¡¡Ostras!!, ahora que lo dices, si que me suena mucho que se regalaba una réplica del reloj de Sol de Tico… no se si era una promoción de algo, como un pastelito de merienda, o algo así. Veré si puedo investigar al respecto. ¡¡Muchas gracias por tu comentario al respecto!! 😀
      Esta es una de las cosas que más ilusión me hace que me digáis, si además de lograr que paséis un buen rato, mis posts os traen buenos y bonitos recuerdos, pues mejor que mejor *^_^*.
      Un abrazo bien grande 😀

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